Deprecated: Methods with the same name as their class will not be constructors in a future version of PHP; GDLR_Import has a deprecated constructor in /var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/httpdocs/wp-content/plugins/goodlayers-importer/goodlayers-importer.php on line 28
Esa tóxica compulsión por los extremos - Jorge Fernández Díaz - Zenda
Warning: is_dir(): open_basedir restriction in effect. File(/usr/share/nginx/html/wp-content/plugins/wpdiscuz/themes/default) is not within the allowed path(s): (/var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/:/tmp/) in /var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/httpdocs/wp-content/plugins/wpdiscuz/forms/wpdFormAttr/Form.php on line 157

Esa tóxica compulsión por los extremos

Para Rodrigues dos Santos, cuando los populismos de esta época atacan a las democracias liberales, están cuestionando el mundo creado por Spinoza. Otros acólitos locales del genio disienten de esta visión y lo creen más compatible no solo con el marxismo sino con el mismísimo nacionalismo de izquierda, y es paradójico comprobar cómo algún que...

En la página 305 de El secreto de Spinoza aquel filósofo que sembró la Ilustración parece describir la actual polarización extrema y hasta la fe identitaria y ciega a que a veces inducen las redes sociales. Allí el legendario pensador de la racionalidad le dice a su interlocutor: “La polémica es emoción pura. Y lo que yo pretendo es discutir con la razón, sin pasiones que tan solo oscurecen el camino de la verdad. No vale la pena intentar convencer a quien, por la emoción, nunca aceptará ver la razón, sean cuales sean los argumentos que invoquemos”. El autor de esta novela verídica y basada en una descomunal investigación sobre la vida y obra de Baruch Spinoza, es el escritor portugués José Rodrigues dos Santos, que visitará en unas semanas Buenos Aires: Lisboa oficiará este año como ciudad invitada en la Feria del Libro.

Para Rodrigues dos Santos, cuando los populismos de esta época atacan a las democracias liberales, están cuestionando el mundo creado por Spinoza. Otros acólitos locales del genio disienten de esta visión y lo creen más compatible no solo con el marxismo sino con el mismísimo nacionalismo de izquierda, y es paradójico comprobar cómo algún que otro profesor spinoziano de Flacso y diferentes intelectuales conectados al ala más radicalizada del kirchnerismo aseveran que resulta imperioso reconsiderar en nuestro país la “revolución” y, por lo tanto, reivindicar de algún modo la acción violenta de la militancia montonera.

"Cumplen inconscientemente la máxima de Spinoza: nunca aceptarán la razón por más argumentos que les ofrezca la pura realidad"

Existe la idea, en esas usinas académicas, de que “la democracia es un problema” y que traicionó al pueblo, puesto que entronizó a Javier Milei y permitió la destrucción de los “impresionantes logros del movimiento nacional y popular”. Es interesante comprobar aquí cómo se abroquelan en un modelo que fracasó con estrépito y que fue castigado sin piedad por una mayoría policlasista y muy amplia, y cómo prefieren una salida autoritaria al sufrido albur de las urnas. Cumplen inconscientemente la máxima de Spinoza: nunca aceptarán la razón por más argumentos que les ofrezca la pura realidad. Esos pensadores radicalizados están resentidos con el libertario puesto que éste les arrebató la palabra “revolución” y con ella consiguió “interpelar a los postergados”, eufemismo para encubrir a las víctimas más vulnerables que dejó como saldo precisamente el desastre kirchnerista: pobreza masiva, indigencia abismal, devastación productiva y escandalosa quiebra del Estado.

El resentimiento con la “democracia burguesa” coincide con la desconfianza de La Nueva Derecha, que también la considera una “cáscara vacía”. La acción de unos y otros resulta destructiva para el proyecto siempre inconcluso de la democracia republicana. Los primeros deterioraron, como detectó perspicazmente Roberto Gargarella, el consenso del Nunca Más, al sugerir que no toda la violencia política es repudiable y que había regímenes hegemónicos y hasta totalitarios, como Venezuela, que podían ser defendidos.

"El mileísmo, asentado en el poder, aporta ahora más elementos para cuestionar ese consenso del Nunca Más"

A eso se añade desde hace un tiempo, a modo de adoctrinamiento, la glorificación de la “juventud maravillosa”, ya no por ser blanco desgraciado de la represión ilegal sino por haberse alzado en armas contra el “sistema” (democrático) durante los años 70. El mileísmo, asentado en el poder, aporta ahora más elementos para cuestionar ese consenso del Nunca Más, puesto que algunos de sus intelectuales repudian sin ambages el Juicio a las Juntas y la conformación de la Conadep; creen que Ernesto Sábato era un miserable “comunista” y que Raúl Alfonsín era un “canalla”, y están persuadidos además de que los perpetradores debieron haber sido juzgados por tribunales militares y que la dictadura de Videla sólo continuó y profundizó las órdenes emanadas del gobierno peronista.

El último punto, aunque sesgado, es difícil de refutar por completo: fue el propio Juan Perón quien ordenó las represalias a gran escala y a punta de metralleta después de que sus muchachos “imberbes” ejecutaran a José Ignacio Rucci, y quien también inspiró la articulación de la Triple A, apoyado expresamente por todo el Consejo Nacional Justicialista, que desató una guerra de búsqueda y exterminio de las “formaciones especiales” y sus amigos y aliados. De esos crímenes de lesa humanidad contra los “zurdos” (Perón dixit) casi nadie habla y muy poco se ha juzgado; la izquierda del Movimiento fue más bien negacionista con respecto a ellos, puesto que no querían enfrentarse históricamente con el General ni perder la franquicia rentable del peronismo. Los hombres y mujeres asesinados por ERP y Montoneros tampoco fueron recordados: hay cientos de muertos injustamente olvidados por el Estado, por la historia y también por los responsables de esas masacres, que ni siquiera tuvieron a bien pedirles perdón a sus familiares todavía dolientes.

"Esa metodología de extremos fulminantes induce a pensar que la única manera de seguir luchando contra el kirchnerismo es transformarse en trumpist"

Es cierto, a su vez, que hay militares detenidos en un eterno limbo judicial, o que han cumplido ya los años suficientes como para pasar a prisión domiciliaria, y que toda esta situación irresuelta desnuda una sociedad capaz de comerse al caníbal, y de negarle derechos humanos a quienes los violaron. Ahora bien, ninguna de todas estas irregularidades puede habilitar la idea de que la dictadura militar es inocente de una de las tragedias más escalofriantes de la historia de Occidente: en el mundo somos conocidos por el asado, el fútbol y los desaparecidos. Reivindicar el terrorismo setentista y negar el terrorismo de Estado son dos equivocaciones igualmente peligrosas e inadmisibles. El hecho de que Néstor Kirchner, quien nunca se interesó por el tema, lo haya utilizado como insumo político del presente y que haya elegido además a Horacio Verbitsky —involucrado en aquel peronismo insurreccional y por lo tanto absolutamente parcial en su juicio— para contar la nueva “historia oficial”, es un episodio que guarda cierto paralelismo con el súbito interés de Javier Milei por tan lejana problemática y su decisión de entregarle la narración presidencial a Juan Bautista Yofre, autor de recomendables libros revisionistas pero con una posición poco equidistante, por no decir directamente antitética a la anterior. Del Perro Verbitsky al Tata Yofre sin escalas marcha una narración que para ser veraz debería presentarse como poliédrica y ecuánime, aunque esto no significaría nunca empatar las responsabilidades jurídicas ni humanas. Intentamos razonar sobre esos complejos episodios no sólo porque todavía está fresca la conflagración retórica del domingo 24 de marzo, sino porque el asunto sintetiza una actitud desmesurada y pendular que trasciende esta cuestión y se proyecta sobre muchas otras: el gobierno libertario, para huir de Retiro necesariamente quiere bajarnos en Tigre, sin tener en cuenta ninguna de las estaciones intermedias. Esa metodología de extremos fulminantes induce a pensar que la única manera de seguir luchando contra el kirchnerismo es transformarse en trumpista.

"Adulterar la historia sin aceptar su entretejido de contracaras y contrasentidos, significa siempre un desencuentro y solo sirve para atizar la polarización"

Malversar la palabra progresismo fue tan grave como lo es hoy malversar el concepto liberal; adulterar la historia sin aceptar su entretejido de contracaras y contrasentidos, significa siempre un desencuentro y solo sirve para atizar la polarización. He aquí la verdadera ganancia del oficialismo, que ahonda la grieta para remarcar su distancia no solo con la “casta” sino con cualquier rasgo cultural vinculado a la élite kirchnerista, que hoy es mancha venenosa para una gruesa mayoría de la opinión pública. Admitamos que esa estrategia agonal le permite diferenciarse, mantener la centralidad de la agenda y ganar tiempo para pasar el invierno de la mishiadura; también que el truco no mejora la calidad de la conversación ni el esclarecimiento de los dramas que siguen abiertos. Esta depuración de los datos, este empeño por no aceptar la brocha gorda, esta búsqueda de separar los hechos probados del error inducido, sigue siendo por lo tanto el único camino para construir una autoridad moral. Sin ella, cualquier crítica es imposible, en ésta o cualquier otra circunstancia. Lo decía Spinoza: “De todas las ideas, que cada uno tiene, hacemos un todo, o lo que es lo mismo, un ente de razón, al que llamamos entendimiento”. Sucede con una persona o con una nación, si todavía posee la voluntad de eludir relatos fáciles y lugares comunes, desoír operaciones intencionadas y divisionistas, y eludir las fábulas religiosas con las que los populismos de cualquier signo corroen el consenso, es decir: los cimientos de la democracia. Sin esos cimientos, hay mística, pero no hay país normal.

—————————

*Artículo publicado en el diario La Nación de Buenos Aires

4.6/5 (38 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)

Jorge Fernández Díaz

Jorge Fernández Díaz es escritor y periodista. Durante más de treinta años fue alternativamente cronista policial, periodista de investigación, analista político, jefe de redacción de diarios y director de revistas. Actualmente es uno de los principales columnistas políticos del diario La Nación. Publicó, entre otros libros, El dilema de los próceres, Mamá, Fernández, Corazones desatados, La segunda vida de las flores, La logia de Cádiz, La hermandad del honor, Alguien quiere ver muerto a Emilio Malbrán y Las mujeres más solas del mundo y El puñal. Recibió la Medalla de la Hispanidad, que le otorgó el gobierno español y la comunidad española en la Argentina; el Konex de platino como el mejor redactor de la década; el premio Atlántida con el que los editores de Cataluña celebraron su labor a favor de los libros, y la Medalla del Bicentenario por su obra periodística y literaria. En 2012 fue condecorado por el rey de España con la Cruz de la Orden Isabel la Católica. Es miembro de número de la Academia Argentina de Letras. @fernandezdiazok

Ver más publicaciones

Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas:

  • Toda alusión personal injuriosa será eliminada.
  • No está permitido hacer comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
  • Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
  • Zenda no se hace responsable de las opiniones publicadas.
Notificar por email
Notificar de
guest

3 Comentarios
Antiguos
Recientes Más votados
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
Santiago DG
Santiago DG
5 meses hace

El autor del libro afirma “Apuesto todas mis camisetas de San Lorenzo “… ¿ Quién es el loco, señores?

Alberto Delgado
Alberto Delgado
5 meses hace

No parece que el Sr González pueda explicar en su libro el fenómeno Milei que no es mas que la expresión de un pueblo agobiado y empobrecido. A propósito en esta entrevista no hacen mención a la llamativa repercusión internacional de Milei. Tal vez gran parte del planeta está loco? Gracias y cordiales saludos desde Buenos Aires!

Juan Gallego
Juan Gallego
5 meses hace

En el primer párrafo hay un error, la mención de que por los muchos bienes que habíamos recibido, nos había llenados de argentinos es incorrecta: en realidad nos lleno de peronistas. A partir de allí todo se entiende. Un montón de aseveraciones sin demasiado argumento. No sólo este autor, muchos periodistas con corazón peronista, tratan por todos los medios que a este «loco» que solo lleva seis meses y al resto de argentinos nos vaya mal. Ellos, muy cercanos a Podemos y compañía, solo desean que el poder absoluto este en sus manos, para beneficiarse de manera personal a costa del Estado y no abrir la boca cuando roban a manos llenas y muchas veces en complicidad con empresarios o gobiernos a quienes les facilitan pingües negocios. A titulo de ejemplo privatizaciones y nacionalizaciones con participación de contratantes de España, Iberia, trenes chatarra etc. Por favor no nos ayuden, y recuerden que desde el infierno no se pasa directamente al cielo. Estamos transitando el purgatorio y de esto no nos salva ni el Papa peronista que nos envió

suscríbete a nuestra newsletter

Recibe cada semana una selección de los mejores contenidos de la web, ¡No te lo pierdas!

[contact-form-7 id="6d737e1" title="Formulario de newsletter"]