Hasta la no-imagen es una cuestión de imagen: tan importante es, que como ejemplo se puede afirmar sin género de dudas que para los grunges su camisa de franela y su aspecto desaliñado eran tan definitorias como para los músicos de glam metal lo eran la laca, las mallas o el maquillaje. El mismo Kurt Cobain, bajo su aspecto desastrado y de no tomar las decisiones más compatibles con su propia supervivencia, era fan de KISS, banda que ni al más inepto de los enciclopedistas se le ocurriría como imagen para acompañar la entrada de discreción.
El bigotón que luce nuestro protagonista fue, por supuesto, también una decisión estética consciente: tan consciente como mi decisión de ilustrar estos capitulitos biográficos con viñetas de cómic, cosa que me ha granjeado no pocas críticas por parte del poderoso lobby de los biógrafos no oficiales, los cuales ahora me ven como un enfant terrible:...
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