La séptima obra literaria de Pablo Cerezal, y primera edición del sello Parkour Poético, supone una inmersión a pulmón y sin red en el universo creativo y vital del músico, poeta y artista plástico Diego Vasallo. Una invitación a descubrir los claroscuros de toda una generación y lo atemporal de un modo de entender el arte radical y libre de ataduras. El videoartista y cineasta José Ramón Da Cruz firma el booktrailer de la obra.
Zenda adelanta un extracto de Diego Vasallo, trayectoria de una ola, de Pablo Cerezal (Parkour Poético).
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«Diego contempla el tiempo que aún le toca vivir con el desasosiego del que está de vuelta de todo, con idéntica ironía y desaliento. Pero lo contempla, el tiempo, y no necesita buscarse el reloj en la muñeca, porque lo sabe blando y escurridizo, a lo Dalí. Sabe que el tiempo son pedazos de amor que nunca dura y, por tanto, que el tiempo es un defecto. Del paso del tiempo sólo quedan en pie, erguidos, los paréntesis del amor, esos instantes en que brillamos, hermosos. Y malditos, cuando sabedores de la fugacidad de los calendarios. El resto es cicatriz, relleno y olvido. Y alguien debe decirlo, cantarlo, escribirlo. Alguien ha de tener la valentía de cantarle al pesimismo».
«Diego paseaba El Rastro madrileño como llevado por el espíritu de Ramón Gómez de la Serna, descubriendo en cada calleja la ventriloquía de los chamarileros y el oro falso de los gitanos, revolviendo máquinas antiguas y asombrando con mirada incauta, ante los comerciantes, las patas de una mesa siècle XIX aún aparente. Muebles antiguos. Respiraciones detenidas por la sopa de domingo de la alta burguesía. Aparadores y butacas desmanteladas tras la barbarie de otra casa abandonada. En El Rastro de Madrid vendían muebles antiguos. Y Diego los paseaba, rimando con sus piernas de Quijote cauto las patas de otra mesa que bien podría ser de siglos pasados».
«¿Para qué sirven un poema, un lienzo, una canción, una arquitectura, un pedazo de piedra tallada? Para nada.
¿Para qué sirven un latido, un temblor, un escalofrío? Para nada.
¿Para qué el arte? Para nada.
¿Pero qué sin el temblor, el latido, la canción y el poema? Nada. A esa nada es a la que la oscuridad y lo triste, lo turbio, reclaman a quien desea pasar por la vida siendo un poco menos que nada.
Recuerdo el arte comprendiendo su nombre entre tus manos cuando me tallaban la piel recitándome las vértebras. Y no sirve para nada, lo sé. Pero qué sería yo, ahora, si no hubieses volcado entre mis brazos todo el conglomerado de versos en que se deshacían tus manos como fraguadas en barro. Y es que de barro estamos hechos, pero de barro entre manos ajenas, modo bíblico. Y modo bíblico caemos. Como cae un ángel».
«Hemos recorrido el paseo marítimo de Hondarribia despacio, como dandis del desconcierto, rimando el eco de la marea en su transcurrir hacia la cópula de espumas y piedras de la costa sin domeñar. Hemos seguido los pasos de Diego cuando casi estaba a punto de levitar. De tan leve. De tan frágil su caminar y tan enredado en memoria y futuro su paseo. Afila la mirada como quien le inventa apellidos a la mar. Tú roturas mareas y algas en tus pupilas, y caminamos la levedad temblorosa de una mañana en que hasta las gaviotas parecen emisarios del silencio más recóndito».
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Autor: Pablo Cerezal. Título: Diego Vasallo, trayectoria de una ola. Editorial: Parkour Poético. Venta: a través de este correo electrónico.
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