En 1972 Deep Purple apareció en el Libro Guiness de los Récords como la banda más ruidosa del planeta, siendo superados por The Who en 1976 y Manowar en 1984; tal marca acabó desapareciendo ya que los editores consideraron que entrar en una absurda guerra de decibelios sólo podría servir para dañar la audición de los oyentes. Pero si volvemos a The Who, los ingleses ostentan el título del concierto más corto de la historia, cuando en Tampa (2007) se suspendió a los pocos segundos al percatarse su vocalista, Roger Daltrey, de que estaba demasiado enfermo como para cantar; por contra, el concierto más largo es el de la banda madrileña Kitai, que tocó durante más de 24 horas seguidas. Parece evidente que ningún otro disco va a arrebatar al Thriller de Michael Jackson el puesto de disco más vendido de la historia, y muy difícil que alguien supere el récord del Dark Side of the Moon de Pink Floyd de permanecer en listas de ventas durante más de 19 años.
El Heavy del Bigotón, consciente de que habría marcas que no sería capaz de superar, en 1995 dilapidó gran parte de su patrimonio y se dedicó en cuerpo y alma (bueno, más que cuerpo que alma) en lograr el récord de músico en activo que más lonchas de queso hubiese comido en un año. Habrá a quien esto le parezca una soberana tontería, pero para él fue muy importante, y a partir de entonces, cada vez que su autoestima sufría un revés, buscaba su nombre (pseudónimo) en ese grueso volumen y una sonrisa afloraba en su rostro, reflejo de un amor propio que se comenzaba a restablecer. A fecha de hoy aún sigue buscando ese párrafo en múltiples ocasiones, y es que todos sabemos que un halago o un reconocimiento ha de repetirse muchas veces para que te lo empieces a creer, mientras que un único desprecio puede hundirte para siempre.
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