Blanca Portillo vuelve a coincidir con Luis Tosar tras Maixabel, esta vez en la miniserie La ley del mar, de RTVE, donde ambos reviven la historia real del pesquero valenciano Francisco y Catalina, que en 2006 rescató a medio centenar de inmigrantes que estaban a la deriva en aguas internacionales.
«Es una serie muy humana que confío en que sirva para hacer clic en los espectadores», ha dicho Portillo en la rueda de prensa de presentación de la serie junto al resto del elenco, los creadores y guionistas y el director, Alberto Ruiz Rojo. «Hay algo especial, y es que la tele hace más cercanos los problemas que ves, las personas dejan de ser un número, de ser imágenes sin sonido en los telediarios, y hacen que tu corazón y tu cabeza se tambaleen. No podemos soltar el factor humano —ha señalado la actriz madrileña—; el Mediterráneo esta lleno de cadáveres y está bien que la gente empatice».
Portillo interpreta a la embajadora de España en Malta, un personaje crucial en la historia ocurrida el 14 de julio de 2006 cuando el Francisco y Catalina, patroneado por José Durá, Pepe (Luis Tosar) se hizo a la mar en Santa Pola (Alicante) con sus nueve tripulantes a bordo. Cuando estaban a diez millas de Malta, avistaron una barcaza a la deriva con 50 inmigrantes, entre ellos una niña pequeña y una mujer embarazada. Siguiendo la ley del mar, les subieron a bordo y les llevaron al puerto más cercano, pero aquel era el primer rescate en aguas internacionales del Mediterráneo y las autoridades y la legislación europea tardaron en saber cómo actuar.
Tosar ha agradecido la «generosidad extrema» de los protagonistas reales, Pepe y Pepi, su esposa, compartiendo su historia y «dejándonos que le diéramos dramatismo, porque si oyes a Pepe contar lo que pasó, parece que no hizo nada. Pues esto que parece tan normal y que debiera serlo no lo es», lamenta el actor gallego, que recuerda cómo en aquel verano otros barcos no les socorrieron y después «las trabas burocráticas a las que tuvo que hacer frente la diplomacia española» se alargaron por mucho tiempo.
Necesitaron 18 jornadas de rodaje para contar esos nueve días largos de convivencia en apenas cincuenta metros cuadrados. «Nos metimos dentro del barco y del mar a rodar sin artificio», apunta Ruiz Rojo. «Era una incertidumbre qué iba a pasar, éramos ciento y la madre, pero tuvimos suerte y buena mar».
Para cuantos han participado en la serie, la experiencia, a pesar de los mareos, ha merecido la pena. La propia convivencia, el espacio pequeño y la conciencia común de estar contando «algo importante y muy bonito» les unió de una manera «catártica», han comentado algunos de los actores, entre ellos Víctor Clavijo o Pau Durà.
«Yo, como mujer y ciudadana, quería estar en este proyecto —ha dicho Portillo—. Me tocó despachos, donde a veces lo emocional no se ve (…). Me ha dado pena no estar en el barco», se ríe Portillo, que concluye: «Me impliqué mucho porque lo que se contaba me importa».
Para el joven actor Lamine Thior, «la ficción te mete en las casas de la gente, en lo que sienten y padecen. Lo que se ha conseguido —opina el senegalés— es muy atípico, es una serie que habla de inmigración, donde los personajes tienen voz, independientemente de su rol, tienen su parte, interaccionan. Ojalá sirva para hacer ese clic del que habla Portillo».
El resto del reparto está formado por Carlos Serrano, Alfonso Lara, Ramón Ródenas, Teresa Hurtado, Eva Marciel, Paula Muñoz y Sonia Almarcha, que interpreta a Pepi. Producida por RTVE, la valenciana A Punt y Studio60, la empresa del actor y guionista Enrique Pérez Vergara «Flipy», la serie consta de tres episodios que rondarán los sesenta minutos de duración y aún no tiene fecha de estreno, si bien está previsto que llegue primero a la televisión autonómica valenciana y después a RTVE Play, ambas en abierto y gratuitas.
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