La escritora asturiana Carolina Sarmiento se ha unido a la larga lista de autores que han creado territorios míticos sobre los que, después, ambientar las ficciones. William Faulkner imaginó el condado de Yoknapatawpha, Luis Mateo Díez el reino de Celama, Juan Rulfo el pueblo de Comala, Juan Benet el espacio conocido como Región, y así un largo etcétera al que ahora hay que añadir una pequeña aldea, aislada en lo alto de una montaña, sobre la que pesa una leyenda de lo más tenebrosa. Su nombre es Vrësno, y lo que parece una diéresis en verdad es la marca de unos colmillos.
Vrësno (Pez de Plata) cuenta la historia de una cantante de éxito, Stanis Otief, que relata a la policía la historia de sus padres, que han desaparecido, y en parte la de ella misma. Porque, cuando era pequeña, su madre les hizo abandonar la ciudad e instalarse en el campo. Con el tiempo, este abandono de la ciudad en aras de la “idílica” vida rural se convirtió en un descenso a los infiernos. Un descenso que finaliza en un pueblo del que todo el mundo habla pero que nadie ha visto: Vrësno.
Carolina Sarmiento mantuvo una conversación con Álvaro Colomer en el marco de los “Diálogos online” que la ACEC (Asociación Colegial de Escritores de Cataluña / Associació Col·legial d’Escriptors de Catalunya) realiza con el apoyo de CEDRO.
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