«El ideario de Triana fue reivindicar lo andaluz fuera de los tópicos, y crear una música nueva que luciera con luz propia, una música genuina; Triana era onírica, cantaba a la vida de los sueños», ha dicho a EFE Eduardo Rodríguez Rodway, único superviviente del grupo de rock, del que se cumplen 50 años de su creación.
Triana fue «un grupo extraño, una batería, un teclado y una guitarra flamenca; una cosa muy seria, éramos muy serios a la hora de actuar, nos lo tomábamos muy a pecho, (el productor) Gonzalo García Pelayo decía que éramos un grupo de vela y oratorio; en el escenario actuábamos sentados y antes de salir, en el camerino, yo le tocaba por bulerías a Jesús (de la Rosa) para que templara la garganta», ha dicho el que fue el guitarrista del grupo.
«Era un tipo de música que al principio no se entendió; pero qué era aquello de meter el flamenco en el rock progresivo; nos pusieron verdes, todo el mundo se metió con nosotros, tanto los críticos, que no entendieron nada de aquello, como los puristas del flamenco, y criticaron mucho las letras; pero hacíamos una música sencilla, fácil de escuchar», ha añadido.
En el libro de quinientas páginas Triana, a través del aire (Almuzara), Rodríguez Rodway ha recogido la historia del grupo junto con el especialista en rock español Pablo Selma Luna, quien lo describe como «el mayor fenómeno músico-cultural de la Transición, además de haber sido unos valientes que sin necesidad de recurrir al virtuosismo ni a la guitarra eléctrica fueron capaces de innovar y transgredir y llegaron al público directamente sin intermediarios, hasta el punto de que fue un grupo autogestionado».
UN GRUPO DE MADRID, NO DE SEVILLA
Aún en vida de Franco Triana puso patas arriba el rock español en los años que mediaron entre 1973 y 1983 y publicó seis discos que a sus muchas virtudes añadieron la de no ser ninguno igual al otro, como han coincidido en señalar en entrevista con EFE Rodríguez y Selma, quienes se conjuraron para escribir este libro con el propósito de deshacer de una vez para siempre los muchos tópicos y falsedades que pesaban sobre Triana.
Y entre esas falsedades, una que enerva a Rodríguez Rodway es la de la relación de Triana con Sevilla: «Triana se creó en Madrid, se hizo en Madrid y trabajó siempre en Madrid, nunca jamás ensayó en Sevilla, ni hizo nada en Sevilla, por más que muchos dijeran que nos veían pasear por Sevilla después de los ensayos».
Otras inexactitudes que pone énfasis en aclarar es que Lole y Manuel estuvieron en el origen de Triana: «Jesús (de la Rosa) y yo nos reunimos en Madrid, y yo llamé al Tele (el baterista Juan José Palacios Orihuela) para formar el triunvirato, y en aquel viaje a Madrid Tele se presentó con Manuel (Molina), que estaba ya con Lole Montoya, y que estuvo en mi casa un día y con las mismas se volvió a Sevilla».
«Aquel día probamos con Manuel un tema, «Luminosa mañana», pero es que Manuel era un flamenco puro, y el flamenco fue pieza fundamental en el grupo, pero lo nuestro no era flamenco sino rock progresivo«, ha señalado antes de explicar que «un grupo es como una familia, estábamos todo el día juntos trabajando, pasábamos más tiempo juntos que con nuestras familias».
BRUJO Y VISIONARIO
Debía ser el año 79 u 80 cuando, evoca Rodríguez Rodway, «salíamos de Granada y Jesús, que además de ser un visionario era un poco brujo, nos paró en seco y nos dijo que si alguno de los tres moría Triana se acababa; nos dimos un abrazo y los tres lo prometimos; (el productor Ricardo) Pachón estuvo de testigo. Pero el Tele falló».
«El Tele siguió con Triana y yo me comí un dulce amargo; y antes de morir registró el nombre, no cumplió, fue un traidor», ha afirmado con pesar Rodríguez Rodway al recordar que, por este motivo, ya ganó un pleito que llegó al Supremo.
«Cuando murió Jesús yo cogí una depresión y me salvé por mi familia, saqué dos discos con mi nombre», ha añadido en el porche de su casa junto a la playa gaditana de Los Caños de Meca, donde se refugió hace 35 años, y donde recuerda anécdotas de juventud como su encarcelamiento tras ser detenido junto a Miguel Ríos por la posesión de una piedrita de hachís, en aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes:
«Yo paseaba por Madrid con un Dodge dart y en el maletero llevaba pintado el signo hippy, suficiente para que la policía me tuviera fichado».
A sus 78 años, concluye: «Yo estoy contento con lo que he hecho porque soy un músico autodidacta, vivo en la naturaleza y estoy bien. Llegar al número uno es muy difícil, en el camino hay muchas mas espinas que rosas, no es fácil aunque la gente lo crea. Y yo he llegado dos veces, una con Los Payos y otra con Triana».
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