Elvira Sastre tiene 30 años y cinco poemarios que ahora ha compilado en un único volumen: Lo que la poesía aún no ha escrito. Poesía reunida (2013-2020). Según asegura Benjamín Prado en el Prólogo: “A la joven autora de Baluarte la sigue la gente porque no es una predicadora, es una abanderada, un ser cercano que en lugar de alardear de sus victorias comparte sus inseguridades —«a mí me salva no entenderme», dice— y sus seguidores confían en ella porque no hace fuegos para vender humo, sino para dar calor”.
En Zenda reproducimos cinco poemas de Lo que la poesía aún no ha escrito. Poesía reunida (2013-2020) (Visor), de Elvira Sastre.
***
XLIII + I
MI VIDA HUELE A FLOR
He redondeado esquinas
para no encontrar monstruos a la vuelta
y me han atacado por la espalda.
He lamido mi cara cuando lloraba
para recordar el sabor del mar
y solo he sentido escozor en los ojos.
He esperado de brazos cruzados
para abrazarme
y me he dado de bruces contra mi propio cuerpo.
He mentido tanto
que cuando he dicho la verdad
no
me
he
creído.
He huido
con los ojos abiertos
y el pasado me ha alcanzado.
He aceptado
con los ojos cerrados
cofres vacíos
y se me han ensuciado las manos.
He escrito mi vida
y no me he reconocido.
He querido tanto
que me he olvidado.
He olvidado tanto
que me he dejado de querer.
Pero
he muerto tantas veces
que ahora sé resucitar
—la vida es
quien tiene la última palabra—.
He llorado tanto
que se me han hecho los ojos agua
cuando he reído,
y me he besado.
He fallado tantas veces
que ahora sé cómo discernir los aciertos de lo inevitable.
He sido derrotada por mí misma
con dolor y consciencia,
pero la vuelta a casa ha sido tan dulce
que me he dejado ganar
—prefiero mi consuelo
que el aplauso—.
He perdido el rumbo
pero he conocido la vida en el camino.
He caído
pero he visto estrellas en mi descenso
y el desplome ha sido un sueño.
He sangrado,
pero
todas mis espinas
se han convertido en rosa.
Y ahora
mi vida
huele a flor.
***
PAÍS DE POETAS
Hoy a España le han dado una paliza
—el último parte indica agonía—
y llora como un cachorro abandonado en la cuneta
mientras susurra llena de pánico:
Se están llenando mis puentes.
Y yo la miro
con los ojos llenos de justicia
y le digo:
Aguanta, te salvaremos los supervivientes.
En la calle solo queda viva un hambre feroz
que aterra:
el canibalismo de un capitalismo devorador.
Quien dice defendernos nos acaricia
y nos deja la cara llena de sangre:
un abrazo falso duele más que una puñalada…
y lo saben.
Quieren rajar nuestras gargantas
y nutrirnos de sus restos,
atar la libertad de pies y manos y lanzarla al mar
como quien ahorca con saña los derechos humanos.
Son culpables de todo este daño
y no saldrán indemnes:
este aullido en su oído pronto se convertirá en dentellada.
Seguimos siendo salvajes humanos
dentro de su circo,
pero terminará la función y destrozaremos su sonrisa de payaso.
Os estamos descubriendo
y la rabia fluye por nuestras venas
junto al hambre, la pobreza y la injusticia.
Quién os lo iba a decir:
cabe más humanidad en estos cuerpos
que mierda en todos vuestros discursos.
Hoy España huele a podrido,
aunque yo la siento más guapa que nunca
cuando bajo a comprar al mercado
en ese puesto que está a punto de cerrar
y me desean buen día
o cuando veo a un estudiante
ceder su asiento a una mujer con una pensión de mierda
que sonríe con esa resignación
de quien ha vivido de paz a guerra de paz a guerra de paz…
Parece que cada mañana el pueblo grita:
Nos quedamos para salvarte,
España.
Y el pueblo nunca miente.
Y vosotros escuchad,
soltad los hilos corruptos de vuestras manos
y mirad hacia abajo,
cerrad vuestra boca llena de humo negro
y abrid bien vuestros oídos viciosos:
solo aquel que no tiene nada
tiene todo.
Nos habéis convertido en el ejército más poderoso:
ese que no tiene nada que perder.
Y vamos a por vosotros,
armados hasta los dientes de valor,
escudados con una resistencia caníbal
y con un amor violento por la supervivencia.
Jamás debisteis usar a las palabras en vano:
vivís en un país lleno de poetas.
***
EL LUGAR QUE TÚ OCUPAS
Por suerte,
existes.
Y por suerte, también,
no solo existes,
sino que te colocas aquí,
justo al lado de todo lo que está lejos,
para estar cerca.
Y por suerte, aún más,
no solo existes
y te colocas aquí,
sino que es en ese exacto lugar
en el que me haces creer
que merezco habitarlo,
conocer los rincones que lo atajan
y saber mirarte también
cuando cierro los ojos.
Como un sueño.
Como el sueño que aparece
en el momento preciso
en el lugar que tú ocupas.
***
ALGUIEN AHÍ AFUERA CREE EN VOS
Afuera siempre creyeron en vos.
Eduardo Galeano
Hoy he leído la historia de un preso
que cada día leía en su celda
la frase que otro había escrito:
Afuera siempre creyeron en vos.
Me he mirado las manos, empañadas de culpa
y vacío.
He notado esta tristeza mía,
furiosa,
cabalgando sobre mi lomo,
hundiéndome en el polvo.
He sentido de nuevo la bola de cemento
que me cuelga del pecho desde hace un tiempo.
Me he dado cuenta de que huir de una misma
es correr hacia las cosas que nos dañan.
He acariciado mis heridas,
estos recuerdos que una llama aprendizaje
y a mí me duelen como el frío,
este frío que una llama supervivencia
y a mí me duele como la vida.
Sé que no soy más que esto:
viento que llega y que alguien sopla hacia otro lado.
Un pájaro sin alas,
una habitación sin ventanas,
una presa sin celda.
Entonces has entrado
como una brecha de luz hiriendo mi cielo enfermo,
una frase para otro cayendo en mis ojos,
una voz que dice:
Yo creo en ti.
Y he sonreído
como se sonríe a la esperanza, tranquila,
tras estas rejas que a veces abrazo
y he pensado
que la libertad también está
en los ojos de quien te mira cuando tú ya no te ves.
***
YA NADIE CONOCERÁ NUESTRA HISTORIA
Es raro escribirte desde un lugar
en el que tú y yo ya no estamos.
Es raro hablarle a alguien que ya no eres,
yo, que no sé quién soy.
Los años han pasado,
y he aprendido varias cosas que ya nunca
podré contarte
porque aquellas que fuimos ya no responden
nuestras preguntas,
pero aún soy capaz de escuchar el eco
de tus pisadas sobre mis manos
y eso es casi igual de extraño.
Ya nadie conocerá nuestra historia.
Hablo de ti desde la calma,
desde estas cuatro paredes que me protegen,
y no me duele.
Tal vez tenías razón.
Pero es que te miro
y no eres tú.
Entonces te escucho
y el amor desatendido sube como un fuego
por mi cuerpo acostumbrado.
Quisiera hablarte de mis miedos,
dejar a un lado el ruido y apoyarme
de nuevo sobre tu espalda,
preguntarte si tu pelo sigue siendo igual de suave,
por qué apagaste todas las luces.
Quisiera saber quién eres ahora,
si queda algo de la mujer que me encontré
cuando yo apenas comenzaba a vivir,
si encontraste al fin un hogar que no te apretase tanto,
si me recuerdas al cantar en voz baja,
si aún dudas al bailar sobre las hojas del otoño.
Tú y yo ya no somos nosotras,
pero seguimos siéndolo en el sitio
al que acudo cuando tengo frío
y buceo entre mi memoria para encontrar
algo que me abrigue,
y así, como la vida cuando nos cuida,
me doy de bruces contra algo tuyo:
la cobardía, los impulsos,
la marcha lenta, un espejo roto,
ese carnaval inesperado,
dos canciones que, como un relámpago,
parten mi cuerpo a la mitad.
Así funcionan los recuerdos:
cuanto más lejos están,
más queman.
Y cuando una se da cuenta,
el mundo entero ya está en llamas.
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Autora: Elvira Sastre. Título: Lo que la poesía aún no ha escrito. Poesía reunida (2013-2020). Editorial: Visor. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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