Entre los muchos homenajes que se le pueden hacer a una escritora, darle el nombre de una de sus novelas a una librería quizá sea uno de los más bonitos. Eso es lo que decidieron hacer Paulina Cossi y Paola Lucantis con Te llamaré Viernes, la librería recientemente inaugurada en el barrio porteño de Belgrano que debe su nombre a la segunda novela de Almudena Grandes.
"Tuvieron que dejar sus trabajos en la editorial, algo que les llevó tiempo, por diferentes motivos y proyectos en curso"
Ambas trabajaron durante décadas en el Grupo Editorial Planeta, Paola como editora principalmente del sello Tusquets y Paulina en comunicación y prensa. Durante esos años fue cuando nació la relación con Almudena Grandes. De hecho, cuentan, fue la primera en enterarse de que iban a dejar la editorial para montar la librería. “Cuando le pedimos a Almudena prestado el nombre no dudó ni un momento. Su respuesta fue una muestra de la generosidad y el amor que la caracterizaban. Se sintió muy honrada, iba a estar en la inauguración, le hacía mucha ilusión”.
El primer paso del proyecto fue abrir un espacio de lectura y venta de libros durante el verano del 2020 en el Viejo Hotel Ostende. “Fuimos con una selección de libros pequeña, y la logística en la pandemia fue complicada, pero el aprendizaje fue gratificante y nos dio fuerza para seguir avanzando”, apuntan.
Después tuvieron que dejar sus trabajos en la editorial, algo que les llevó tiempo, por diferentes motivos y proyectos en curso. Y este año, después de mucha dedicación, por fin abrieron el espacio, tal como se puede visitar en la calle La Pampa 1569, a escasos pasos del polo gastronómico del Bajo Belgrano.
"Te llamaré Viernes, aseguran Paola y Paulina, es un proyecto comercial, pero sobre todo la base de operaciones de muchas otras cosas que quieren hacer"
“Tenemos muchas expectativas y vamos a por todo. Queremos comenzar en julio, con actividades en la librería, ya que contamos con un espacio especial para eso. La idea es generar actividades literarias para chicos, para jóvenes y para el público en general. También encuentros en torno al vino, como catas y degustaciones. Incluso hay varias escritoras que quieren mudar sus talleres a la librería. Nos interesa mantener el espacio vivo con actividades de forma permanente”.
En cuanto al momento en el que se encuentra el país y la crisis del papel que vive Argentina, comentan: “La crisis del papel es una crisis política, no es una crisis del sector. Faltan políticas públicas y leyes para defender el libro. No hay una crisis del consumo del libro. Hay muchas medidas que no favorecen al sector, aunque también hay que decir que los libros están exentos de IVA, cosa que no pasa en otros países. Sin embargo, siguen abriendo librerías y las pequeñas editoriales dan pelea, lo cual es un síntoma de que hay un mercado y un público ávido de lectura, y eso es muy positivo”.
"Si escribir un libro es inventar una isla desierta, como decía Almudena, montar una librería tal vez sea crear un mapa imaginario lleno de historias, de posibilidades, de vida y de resistencia"
Respecto a cómo ven la relación del sector editorial entre Latinoamérica y España, opinan: “Es una relación muy desigual. La llegada de las nuevas narrativas latinoamericanas al mercado español es difícil. Se van abriendo caminos y hay algunos autores y autoras con mayor trayectoria que llegan a instalarse, pero en general tener llegada es algo más excepcional. Está ocurriendo ahora con Mariana Travacio, que está siendo muy bien recibida gracias al trabajo de una editorial independiente que apuesta a descubrir autoras como Las Afueras, pero no ocurre a menudo. Creemos que hay mucho trabajo por hacer”.
Te llamaré Viernes, aseguran Paola y Paulina, es un proyecto comercial, pero sobre todo la base de operaciones de muchas otras cosas que quieren hacer. “Contamos solo lo que podemos contar, pero hay muchas ideas y no nos vamos a quedar quietas, porque queremos crear las posibilidades para seguir dándole forma a los proyectos que tenemos entre manos”, dicen con entusiasmo y alegría. “Hacemos lo que amamos y lo disfrutamos”.
Si “escribir un libro es inventar una isla desierta” como decía Almudena, montar una librería tal vez sea crear un mapa imaginario lleno de historias, de posibilidades, de vida y de resistencia para que las lectoras y lectores encuentren sus propios caminos y se atrevan a habitarlas.
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