Tecnofilosofía es un libro sobre nuestra relación con las máquinas, cómo nos transforma la tecnología y cómo co-construir un mejor mundo-máquina para las generaciones futuras. Ahora que vivimos en la era de las máquinas, donde los algoritmos, los sistemas de inteligencia artificial (IA) y/o los robots se aplican constantemente en múltiples sectores de nuestras sociedades, es necesario reflexionar sobre qué tipo de mundo-máquina queremos construir.
Aníbal M. Astobiza explica en Zenda el proceso de escritura de Tecnofilosofía: Nuestra relación con las máquinas (Plaza y Valdés).
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En los tiempos de las plumas y el pergamino, la creación de un libro era una tarea laboriosa. Los monjes se encorvaban sobre los escritorios, copiando meticulosamente a mano cada letra. Era un proceso que llevaba meses, incluso años, para completar un solo volumen. Pero en el siglo XV, un hombre llamado Johannes Gutenberg tuvo una idea revolucionaria. Inventó la imprenta y el mundo de los libros cambió para siempre. Si avanzamos hasta el siglo XXI, nos encontramos en una época en la que las máquinas se han hecho cargo del proceso de creación de libros. El proceso de creación de un libro moderno sigue una receta básica de siete pasos. Permitidme presentar una forma simplificada de este proceso.
Primero se prepara el manuscrito. El autor escribe el contenido del libro, que luego se edita y se corrige (habría sensu stricto un paso previo, paso cero podríamos llamarlo, que es el paso de la inspiración, imaginación y/o creatividad a la hora de elegir el tema o escribir qué se quiere contar). A continuación, se compone el manuscrito final, lo que implica la disposición del texto en la página y la selección de fuentes y tamaños. Posteriormente, se diseñan la portada y la maquetación del libro. Esto incluye la selección de imágenes, colores y tipos de letra para la portada, así como la disposición de las páginas dentro del libro. Luego viene la preimpresión, que es el proceso de preparación de los archivos digitales para la impresión. Incluye la creación de una prueba final del libro, en la cual se comprueba que no haya errores.
Después, la impresión. Las páginas del libro se imprimen, normalmente en grandes hojas de papel. La cubierta suele imprimirse por separado, a menudo en un tipo de papel diferente. Llegamos a la encuadernación. Los pliegos impresos se doblan en cuadernillos más pequeños, llamados signaturas, que se cortan a su tamaño final. A continuación, se encuadernan las signaturas y se coloca la cubierta. Existen varios métodos de encuadernación, como el cosido a caballete (para libros más finos) y la encuadernación perfecta (para libros más gruesos). Inmediatamente después, los tres lados del libro (superior, inferior y lateral) se recortan a su tamaño final. Y ya está. El libro acabado se somete a una inspección de calidad, se embala y se envían al distribuidor o minorista. Así, aunque estos siete pasos suenen a una cadena de producción de una fábrica, no hay nada de frío, ni muy mecánico en ellos. En cada paso siempre hay un ser humano detrás que sigue supervisando y controlando a las máquinas.
Pero ¿qué sucedería si les dijera que la relación entre seres humanos y máquinas en la creación de libros ha cambiado? ¿Y si les dijera que incluso el primer paso, ese que parecía ser el último bastión de la humanidad en el proceso de creación de libros, ya puede ser realizado por máquinas? ¿Y si les dijera que el paso cero tampoco escapa a la lógica maquínica? En un futuro, la relación entre seres humanos y máquinas seguirá evolucionando. A día de hoy, la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático ya están dejando su huella en el mundo literario, con algoritmos capaces de escribir historias y poemas. Quién sabe, ¡quizá algún día veamos un best seller escrito por una IA!
No se asusten, las máquinas no se están rebelando. Simplemente estamos empezando a utilizar su habilidad para analizar, aprender y crear de una forma completamente nueva. Las máquinas, gracias a los avances en el aprendizaje automático y la IA, ahora pueden escribir. No solo pueden escribir, sino que también pueden crear. Pueden generar historias, poemas, ensayos, música, imágenes, vídeos… incluso libros como el mío. No obstante, aunque mi libro hable sobre nuestra relación con las máquinas, paradójicamente no ha sido escrito por una máquina. Estoy orgulloso de decir que este libro lo escribí sin ayuda de una máquina, algo que en un futuro no muy lejano no será para nada sorprendente, como no lo es ahora escribir con la ayuda de un ordenador (que, por cierto, es una máquina también).
Mi libro habla sobre las máquinas y toca el tema de nuestra relación con ellas ahora y en el futuro. Porque, como se puede imaginar, de la misma manera que el proceso de creación de un libro ha cambiado, otros muchos procesos van a cambiar por la introducción de las máquinas. En mi libro nos embarcamos en un viaje hacia un mundo-máquina futuro donde llegamos a un punto en el que es difícil distinguir dónde termina la biología y dónde comienza la tecnología (si es que esta distinción natural/artificial ha existido alguna vez). Un mundo-máquina donde las relaciones entre seres humanos y máquinas serán distintas. El texto se adentra en el mundo-máquina. El mundo-máquina es un concepto filosófico que sugiere que nuestro mundo está interconectado y funciona como una máquina.
Esto es evidente en los sistemas que creamos y con los sistemas sociotécnicos que interactuamos, así como en el mundo natural que nos rodea. En el contexto filosófico del mundo-máquina, cada componente, ya sea artificial o natural, se considera parte de una máquina mayor. El libro explora cómo nuestra vida está inseparablemente entrelazada con las máquinas. Abordo la ética de la ingeniería, la inteligencia artificial y otras disciplinas para preguntarme hasta qué punto es correcto dejar que las máquinas ocupen cada vez más espacio y protagonismo en nuestras vidas. Aunque siguiendo la lógica del concepto mundo-máquina, donde todo es concebido como una máquina, (incluyendo nosotros mismos, la naturaleza, el universo), la pregunta podría carecer de sentido. También hablo sobre la posibilidad de fusionarnos con las máquinas y si las máquinas llegarán a ser conscientes.
Esta idea metafísica de mundo-máquina reconozco que la he llevado al extremo en el libro, pero es la clave de bóveda que sostiene todo lo que se dice en el mismo. Escribir Tecnofilosofía: Nuestra relación con las máquinas es la culminación de varios años dedicados a entender el impacto de la tecnología en las personas y la sociedad desde un punto de vista filosófico y ético. En el verano del 2022, con disciplina espartana, escribía todos los días desde las 7:00 AM para tener a punto el primer paso de la receta en el proceso de creación de un libro. Marcos de Miguel, editor de Plaza y Valdés, me había lanzado la idea un par de meses antes en Bilbao en un evento de presentación del libro Soledades: Una cartografía para nuestro tiempo. Hablamos sobre lo saturado que está el nicho de mercado de libros sobre IA. Le propuse otras ideas de libro, pero él vio que libros sobre IA, desde un punto de vista filosófico y ético, tampoco hay muchos. Fijado el tema, tenía una misión, un propósito. Jamás pensé que escribiría un libro. Sobre todo porque entendía que un libro es algo así como la consumación de una larga carrera investigadora, en el cual se intentan plasmar los resultados de investigación en forma de teoría.
Este libro no es, espero, la culminación de mi carrera investigadora. Tampoco es un libro que tenga la última palabra sobre lo que se puede decir sobre nuestra relación con las máquinas. No hay ideas muy originales, ni respuestas, pero sí que hay preguntas, muchas preguntas, que merecen la pena pensarse. De todas formas, en el libro sí hay dos ideas sugerentes, a mi entender. La primera ya la hemos visto: la idea de mundo-máquina. La otra idea es la idea de un conductismo relacional. Por conductismo relacional se entiende los patrones de interacción y conexión que se forman entre estas tecnologías y los usuarios humanos sin necesidad de postular consciencia o experiencias a estos sistemas. Para entender a los robots, a los asistentes virtuales, chatbots, programas de software, algoritmos, sistemas de recomendación, plataformas de redes sociales, etc., no tenemos que atribuirles sintiencia o antropomorfizarlos. Esto señala un interrogante fundamental en psicología, neurociencia e IA: ¿para exhibir una conducta inteligente es necesario la consciencia?
Este no es solo un libro sobre nuestra relación con las máquinas. Es un libro sobre nosotros: nuestra creatividad, nuestras pasiones, nuestras esperanzas y miedos. Porque a medida que se vayan desarrollando máquinas cada vez más sofisticadas, el principal cambio será cómo nos percibimos a nosotros mismos. Querido/a lector/a, espero que tengas la oportunidad de leer Tecnofilosofía: Nuestra relación con las máquinas, y que podamos pensar juntos cómo construir un mejor mundo-máquina.
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Autor: Aníbal M. Astobiza. Título: Tecnofilosofía: Nuestra relación con las máquinas. Editorial: Plaza y Valdés. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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