T. S. Eliot escribió una serie de poemas con la intención de regalárselos a los hijos de los Faber, dueños de la editorial de la que él era director. Así pues, El libro de los gatos habilidosos del viejo Possum nació destinado a un público infantil. Y para tal efecto, qué mejor unos gatos como protagonistas. Un libro que es un baile jubiloso en el que el ritmo y las rimas avanzan con tanta elegancia como un felino caminado por una barandilla.
En Zenda ofrecemos cinco poemas de El libro de los gatos habilidosos del viejo Possum (Pre-textos), con traducción de Regla Ortiz.
***
Jellicle Cats have moonlit eyes.
They’re quiet enough in the morning hours,
They’re quiet enough in the afternoon,
Reserving their terpsichorean powers
To dance by the light of the Jellicle Moon.
Jellicle Cats are black and white,
Jellicle Cats (as I said) are small;
If it happens to be a stormy night
They will practise a caper or two in the hall.
If it happens the sun is shining bright
You would say they had nothing to do at all:
They are resting and saving themselves to be right
For the Jellicle Moon and the Jellicle Ball.
*
Brilla la luna en sus ojitos.
Son tranquilos por la mañana
y también durante la tarde.
Sus terpsicóreas añagazas
guardan para el Misibaile
a la luz de la Misiluna.
Los Misis son blancos y negros,
los Misis, dije, son chiquitos.
Si hace una noche de perros
darán en el hall algún brinco.
Y si el sol lanza sus destellos,
no pueden estar en activo.
Y descansan, tomando aliento,
para la Misiluna y el Misibaile.
***
OF THE AWFUL BATTLE OF THE PEKES AND THE POLLICLES
Together with some account of the participation of the pugs and the poms, and the intervention of the great Rumpuscat
THE Pekes and the Pollicles, everyone knows,
Are proud and implacable passionate foes;
It is always the same, wherever one goes.
And the Pugs and the Poms, although most people say
That they do not like fighting, will often display
Every symptom of wanting to join in the fray.
And they
Bark bark bark bark
Bark bark bark bark
Until you can hear them all over the Park.
Now on the occasion of which I shall speak
Almost nothing had happened for nearly a week
(And that’s a long time for a Pol or a Peke).
The big Police Dog was away from his beat –
I don’t know the reason, but most people think
He’d slipped into the Bricklayer’s Arms for a drink –
And no one at all was about on the street
When a Peke and a Pollicle happened to meet.
They did not advance, or exactly retreat,
But they glared at each other, and scraped their hind feet,
And started to
Bark bark bark bark
Bark bark bark bark
Until you could hear them all over the Park.
Now that Peke, although people may say what they please,
Is no British Dog, but a Heathen Chinese.
And so all the Pekes, when they heard the uproar,
Some came to the window, some came to the door;
There were surely a dozen, more likely a score.
And together they started to grumble and wheeze
In their huffery-snuffery Heathen Chinese.
But a terrible din is what Pollicles like,
For your Pollicle Dog is a dour Yorkshire tyke,
And his braw Scottish cousins are snappers and biters,
And every dog-jack of them notable fighters;
And so they stepped out, with their pipers in order,
Playing When the Blue Bonnets Came Over the Border.
Then the Pugs and the Poms held no longer aloof,
But some from the balcony, some from the roof,
Joined in
To the din
With a
Bark bark bark bark
Bark bark bark bark
Until you could hear them all over the Park.
Now when these bold heroes together assembled,
The traffic all stopped, and the Underground trembled,
And some of the neighbours were so much afraid
That they started to ring up the Fire Brigade.
When suddenly, up from a small basement flat,
Why who should stalk out but the GREAT RUMPUSCAT.
His eyes were like fireballs fearfully blazing,
He gave a great yawn, and his jaws were amazing;
And when looked out through the bars of the area,
You never saw anything fiercer or hairier.
And what with the glare of his eyes and his yawning,
The Pekes and the Pollicles quickly took warning.
He looked at the sky and he gave a great leap –
And they every last one of them scattered like sheep.
And when the Police Dog returned to his beat,
There wasn’t a single one left in the street.
*
DE LA HORRIBLE BATALLA DE LOS PEKIS Y LOS PÓLICOLS
En la que también se narra la participación de los dogos y anglos juntos con la providencial intervención del gran retógato
LOS Pekis y los Pólicols, como es sabido,
son entre sí implacables como enemigos.
Dondequiera que vayas pasa lo mismo.
De los Anglos y Dogos, la gente piensa
que no gustan de luchas. Pero dan pruebas
de que disfrutan mucho con la pelea.
Y ellos
ladran y ladran, ladran y ladran,
ladran, ladran y ladran, LADRAN Y LADRAN.
Hasta que al parque entero, guau, lo taladran.
Ahora bien, en el caso que les diré,
nada había pasado durante un mes
(para un Pol o un Peki tiempo de sobra).
El perro polícía faltó a su ronda
–desconozco el motivo de su demora–.
¿Estaría en el pub tomando copas?
De este modo la calle se quedó sola.
Un Pol y un Peki entonces se ven sus colas.
Y ni huyen ni avanzan, guardan las formas.
Se miran de reojo, rascan las losas.
Y empezaron ladrando
ladran y ladran, ladran y ladran,
ladran, ladran y ladran, LADRAN Y LADRAN.
Hasta que al parque entero, guau, lo taladran.
Mi deber es decir –y a contramano–
que no es inglés el Peki: chino pagano.
Y así todos los Pekis, con el jaleo,
salieron a la puerta y hasta el paseo.
Había una docena o quince de ellos,
todos amenazando con sus aullidos
en gruñón resoplón, pagano chino.
Lo que los Pol más aman son las peleas,
pues el Pol es un Yorkshire de gran fiereza.
Sus primos escoceses son mordedores
y sus muchos parientes muy luchadores.
Salieron todos fuera, gaitas en ristre,
tocando Los soldados pisan las lindes.
Tentación excesiva para ambos lados.
Anglos y Dogos, desde puerta o tejado,
se sumaron unidos al gran fiestazo.
ladran y ladran, ladran y ladran,
ladran, ladran y ladran, LADRAN Y LADRAN.
Hasta que al Parque entero, guau, lo taladran.
Mas cuando dichos héroes se congregaron
–el tráfico paró; el metro, espanto–,
hubo algunos vecinos con tanto miedo
que ipso-facto llamaron a los bomberos.
Entonces de repente, desde su sótano,
hizo entrada en escena el GRAN RETÓGATO.
Fiero fuego sus ojos, hórrida vista.
Dio un bostezo enseñando grandes mandíbulas.
Y al asomarse a las verjas del área,
nunca nadie vio gato de su calaña.
Solo con su mirada y su bostezo
Pekis y Pols pensaron: esto va en serio.
Miró despacio al cielo, pegó un gran salto.
Y ni un Peki ni un Pol sobre el asfalto.
Y al retomar el perro policía su ronda,
no se veía uno en millas a la redonda.
—————————————
Autor: T. S. Eliot. Título: El libro de los gatos habilidosos del viejo Possum. Traducción: Regla Ortiz. Editorial: Pre-Textos. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: