Deprecated: Methods with the same name as their class will not be constructors in a future version of PHP; GDLR_Import has a deprecated constructor in /var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/httpdocs/wp-content/plugins/goodlayers-importer/goodlayers-importer.php on line 28
Muere Henry Miller - Zenda
Warning: is_dir(): open_basedir restriction in effect. File(/usr/share/nginx/html/wp-content/plugins/wpdiscuz/themes/default) is not within the allowed path(s): (/var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/:/tmp/) in /var/www/vhosts/zenda.trestristestigres.com/httpdocs/wp-content/plugins/wpdiscuz/forms/wpdFormAttr/Form.php on line 157

Muere Henry Miller

Sin embargo, Trópico de Cáncer, su novela más celebrada —máxime en ese boom de las lecturas sicalípticas al que asiste el mercado editorial español que despide al escritor norteamericano—, fue escrita en inglés. Eso sí, su edición príncipe —que fue posible merced al apoyo económico de Anaïs Nin— está fechada en el París de 1934....

Otro siete de junio, el de 1980, hace hoy 43 años, mientras Henry Miller deja el mundo de los vivos en Big Sur, su retiro californiano, su obra queda definitivamente consignada en el florilegio de la literatura proscrita. Y bien es cierto que muere siendo miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras.

Sin embargo, Trópico de Cáncer, su novela más celebrada —máxime en ese boom de las lecturas sicalípticas al que asiste el mercado editorial español que despide al escritor norteamericano—, fue escrita en inglés. Eso sí, su edición príncipe —que fue posible merced al apoyo económico de Anaïs Nin— está fechada en el París de 1934. Lleva el sello de Obelisk Press, editorial francesa especializada en literatura prohibida en la lengua de Shakespeare. “Nos ha nacido un novelista estadounidense”, sentenció tras leerla Blaise Cendrars. Pero en Estados Unidos, de buena gana le hubieran matado. A falta de un organismo censor con el que prohibir los textos licenciosos —¡cómo imaginar semejante inquisición en el paradigma democrático del mundo libre!—, no pudieron prohibir la obra de Miller más que por la condena dictada contra el autor por un tribunal.

"La expresión vigorosa de Miller consigue que la forma haga honor al fondo, que el autor sea la imagen de su obra y viceversa"

A la espera de la sentencia, el servicio postal estadounidense impidió la importación de los ejemplares de Trópico de Cáncer que llegaban de Francia, de modo que los estadounidenses que visitaban París empezaron a enviarla a su país con la sobrecubierta de Jane Eyre (1847), el clásico de Charlotte Brontë, novela edificante donde las haya.

Pero el Henry Miller que un día como hoy nos abandonaba se dio a conocer entre los lectores de su país —prácticamente entre los de todo el mundo, a excepción de Francia— como un autor proscrito, perseguido, pornográfico. Nada que ver con esas lecturas edificantes, cuyas sobrecubiertas ocultaban Trópico de Cáncer, una novela ante la que se habría de descubrir la historia. Pero también una exaltación del retozo. La expresión vigorosa de Miller consigue que la forma haga honor al fondo, que el autor sea la imagen de su obra y viceversa.

"Muchos años después, alguien muy sabio y muy agudo apuntó que la anulación del proceso a Miller por el máximo tribunal de su país marcó el comienzo de la revolución sexual"

La primera traducción al español —puesta a la venta por Éditions Denoël para los países hispanoparlantes— data de 1945. Muy versados en novelística de vanguardia —como “el principal autor norteamericano de vanguardia”, califica a Miller el crítico francés Marc Saporta— tenían que estar los aduaneros españoles para saber que Trópico de Cáncer era un libro prohibido, cuando alguien lo introducía en España bajo la sobrecubierta de cualquier otro texto.

Hasta 1961 la novela no fue impresa legalmente en Estados Unidos. Aun así, Grove Press, su editorial, y el propio Miller, fueron objeto de varias denuncias por obscenidad. Ya en 1964, un año después de que Trópico de Cáncer conociera su primera edición en el Reino Unido, la Corte Suprema estadounidense anuló el último proceso abierto a ese gran autor que un día como hoy nos abandonaba.

Muchos años después, alguien muy sabio y muy agudo apuntó que la anulación del proceso a Miller por el máximo tribunal de su país marcó el comienzo de la revolución sexual. Si eso es así, y habida cuenta de que la libertad sexual es infinitamente más importante que la política, permítaseme decir que Trópico de Cáncer fue a la revolución sexual lo que Grândola, Vila Morena a la revolución de los claveles portuguesa.

"A los días tranquilos en Clichy, en compañía de June y Anaïs Nin, le suceden las noches en los lupanares, entre meretrices que huelen a sudor y a perfume barato"

Como Hemingway, Henry Miller también fue muy pobre y muy dichoso en el París de entreguerras, cuando la capital francesa era la capital de todo el planeta. “No tengo dinero, ni recursos, ni esperanzas. Soy el hombre más feliz del mundo. Hace un año, hace seis meses, creía que era un artista. Ya no lo pienso, lo soy. Todo lo que era literatura se ha desprendido de mí”, sostiene en Trópico de Cáncer. Atrás habían quedado las noches dormidas bajo los puentes del Sena.

Miller también fue uno de los primeros y más genuinos ejemplos de esa autoficción, tan cultivada ahora, 43 años después de que los Trópicos —el de Capricornio llegó a las librerías en 1939— entrasen definitivamente en el florilegio de la literatura prohibida.

A los días tranquilos en Clichy, en compañía de June —su segunda y más querida esposa— y Anaïs Nin —presumiblemente una amante de ambos que convertía a la pareja en trío—, le suceden las noches en los lupanares, entre meretrices que huelen a sudor y a perfume barato: el reino de las ladillas. Ese mundo que nos muestra Brassaï, uno de los grandes fotógrafos de aquel París, en sus instantáneas nocturnas.

"Tras su óbito, la obra de Miller no cabe allí, donde, ya muertos, se sigue honrando el legado de los escritores laureados en vida"

Cuando muere Henry Miller, esas imágenes de Brassaï, y las que sugieren las autoficciones del finado —a menudo incluso articuladas en un sincopado fluir de la conciencia para dejar una mayor constancia de su intimidad— son cuanto quedan del París de las vanguardias y las viejas mancebías. Pero Miller pasa feliz a mejor vida. Considérese que, habiendo sido uno de los mayores azotes del puritanismo estadounidense —un afán que ha constituido el principal argumento de su obra—, se marcha dejando una sociedad —la occidental en su conjunto— promiscua y libertina como no lo había sido nunca.

En las bibliotecas donde se guarda Jane Eyre no hay sitio para los Trópicos ni para La crucifixión rosada Sexus (1949), Plexus (1953), Nexus (1960)—; tras su óbito, la obra de Miller no cabe allí, donde, ya muertos, se sigue honrando el legado de los escritores laureados en vida.

Llegada la hora postrera, la de quedar en nada —que para Miller, habida cuenta de ciertas tendencias, casi religiosas, que incluso se registran en sus mayores obscenidades, a la muerte le puede suceder el ascenso a la gloria de un dios incierto—, lectores no le faltan. Incluso en aquella España de 1980, donde hasta no hace mucho sus novelas se traían de París, constituye —junto con Bukowski— uno de los pilares sobre los que pivota el boom de la novela erótica. Eso sí, la crítica sigue sin ponerse de acuerdo sobre si su obra es o no es merecedora de esos elogios que algunos la dispensan. Así se escribe la historia.

4.4/5 (296 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)

Javier Memba

Tintinófilo, escritor y periodista con casi cuarenta años de experiencia –su primer texto apareció en la revista Ozono en 1978–, Javier Memba (Madrid, 1959) es colaborador habitual del diario EL MUNDO desde 1990. Estudioso del cine antiguo, tanto en este rotativo madrileño como en el resto de los medios donde ha publicado sus cientos de piezas, ha demostrado un decidido interés por cuanto concierne a la gran pantalla. Puede y debe decirse que el setenta por ciento de su actividad literaria viene a dar cuenta de su actividad cinéfila. Ha dado a la estampa La nouvelle vague (2003 y 2009), El cine de terror de la Universal (2004 y 2006), La década de oro de la ciencia-ficción (2005) –edición corregida y aumentada tres años después en La edad de oro de la ciencia ficción–La serie B (2006), La Hammer (2007) e Historia del cine universal (2008). Asimismo ha sido guionista de cine, radio y televisión. Como novelista se dio a conocer en títulos como Homenaje a Kid Valencia (1989), Disciplina (1991) o Good-bye, señorita Julia (1993) y ha reunido algunos de sus artículos en Mi adorada Nicole y otras perversiones (2007). Vinilos rock español (2009) fue una evocación nostálgica del rock y de quienes le amaron en España mientras éste se grabó en vinilo. Cuanto sabemos de Bosco Rincón (2010) supuso su regreso a la narrativa tras quince años de ausencia. La nueva era del cine de ciencia-ficción (2011), junto a La edad de oro de la ciencia-ficción, constituye una historia completa del género, aunque ambos textos son de lectura independiente. No halagaron opiniones (2014), un recorrido por la literatura maldita, heterodoxa y alucinada, es su última publicación hasta la fecha. Blog El insolidario · @javiermemba

Ver más publicaciones

Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas:

  • Toda alusión personal injuriosa será eliminada.
  • No está permitido hacer comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
  • Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
  • Zenda no se hace responsable de las opiniones publicadas.
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios

suscríbete a nuestra newsletter

Recibe cada semana una selección de los mejores contenidos de la web, ¡No te lo pierdas!

[contact-form-7 id="6d737e1" title="Formulario de newsletter"]