La escritora sueca Camilla Läckberg y su amigo, el ilusionista Henrik Fexeus, llegan al mercado español con La secta, la segunda entrega de una trilogía policíaca, un género con el que Läckberg ha afirmado que, «ni por asomo», le darán el Nobel de Literatura.
Así lo ha reconocido la súperventas (Fjällbacka, Suecia, 1974) durante la rueda de prensa que ha ofrecido junto a Fexeus con motivo de la publicación en España y Latinoamérica de La secta (Planeta), esta nueva novela en la que dejan claro que escribir a cuatro manos funciona, porque con la primera llegaron al millón de lectores y son ya 100.000 los suecos que han leído en pocos días la nueva aventura protagonizada por Mina y Vincent.
Y éso es lo que le importa, «el cariño de sus lectores» porque lo de ser reconocida con el Premio Nobel de Literatura no lo ve «ni por asomo». «Nunca me van a dar el Nobel de nada —ha añadido— y se supone que ha de ser así porque no es el tipo de literatura que se premia, debe ser un tipo de literatura que cambie el mundo, la manera de escribir, y yo me dedico a entretener, y me tengo que conformar con el amor que sienten por mí mis lectores».
Algo que ya tiene la reina del noir sueco y que ha conseguido gracias a la precisión de sus historias, construidas como si de una relojera suiza se tratase. Historias que al fusionarlas con las de su amigo Fexeus dan a la trama altas dosis de adrenalina.
En concreto, en esta ocasión, y con la excusa de la desaparición de un niño para empezar «asustando al lector», se meten de lleno en el mundo de las sectas, un terreno en el que se mueven casi como expertos porque, han explicado, les resulta «fascinante». «Por eso escribimos así, a los dos las sectas nos obsesionan, he visto todo lo que haya por ver de sectas, y la psicología subyacente me parece increíble», según Läckberg.
Tanto es así que el propio Fexeus, un personaje televisivo en Suecia, pensó crear un programa donde formar una secta y así ver «cómo funciona, cuál es su mecanismo»: «son como un diamante, han pulido sus técnicas hasta el punto que puede caer cualquiera», ha agregado el coautor. Pero, ante la pregunta de si están libres de caer en manos de una secta, Läckberg, con su particular sentido del humor, no lo duda: «yo sería la líder, la jefa, y todos se arrodillarían a rezar por mí».
Con un desarrollo mayor de las partes personales del ramillete de personajes que tejen la trama, en La secta sus «preocupaciones» también quedan latentes, como es el auge de la extrema derecha en su país, lo que ha conllevado a un aumento de la xenofobia.
«Cada obra —según Läckberg— debe reflejar el tiempo en el que se ha escrito, y nuestra obra refleja el momento actual. Escribimos sobre lo que nos rodea, sobre lo que sabemos y pensamos, pero la prioridad es el libro (…) En Suecia el partido de ultraderecha era desconocido y ahora está arriba, y es horrible, ahora se pueden decir cosas que hubieran sido inaceptables hace cinco años. Da miedo, pero es humano».
Un terror que no es parecido al hecho de perder a un hijo, el hilo conductor de la novela, ya que en los 20 años de trayectoria literaria de la escritora este tema está presente siempre.
«Coinciden estos 20 años como autora con mis 20 años como madre, así que para mi esto tiene que ver con que la mayoría de autores escriben sobre cosas que le dan miedo, y yo tengo cuatro hijos y mi mayor temor es que algo les pase a ellos; es fácil para mi escribir sobre ese miedo. Es horrible, pero ¡me es tan fácil verlo!», ha reconocido.
Con cinco de sus novelas llevadas ya a la gran y pequeña pantalla, en la actualidad, han adelantado los dos, están en «conversaciones» con varias productoras para hacer lo mismo con la trilogía de «El Mentalista».
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