En el año 2013 se hace presente en el panorama literario de Francia una poeta que además de escribir en búlgaro, su lengua materna, lo hace en francés. Y para mayor desconcierto escribe poemas de amor, un género que por su excesiva explotación ha perdido atractivo en nuestros días. No obstante y para asombro del jurado del prestigioso premio Guillaume Apollinaire, Ciel à perdre (Cielo por perder) demostró poseer virtudes propias: “poder expresivo y una sensibilidad que evita todas las trampas de este tipo de textos: pathos, sentimentalismo y cursilería”. La recepción de este galardón —por primera vez otorgado a un poeta extranjero— vino a difundir la obra de Aksinia Mihaylova en la literatura de habla francesa contemporánea. Seis años más tarde confirmó su talento con Le baiser du temps (Gallimard, 2019), su segundo volumen en lengua francesa, el cual obtuvo el premio Max Jacob 2020. Estos cinco poemas brindan un breve testimonio de la voz poética de Aksinia Mihaylova, quien espera que su obra llegue a más lectores de poesía en nuestra lengua.
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A la espera del viento
Aprendo a lanzar cometas
igual que aprendo a ser madre:
desde ayer, desde semanas atrás,
trece años ya.
No voy a lograrlo; ni los libros
ni los consejos ayudan.
Tirones repentinos a la cuerda,
si la aflojas demasiado,
el sol chamuscará la cola
de la cometa.
Un corte sangriento en el índice,
sobre la colina,
entre los cardos
por lo escarpado
se eleva, cae
el triángulo anaranjado,
atrapo por un instante
el viento
y me entrego a él,
antes de perderme
entre la bandada de cigüeñas que está llevándose
agosto y la cometa detrás de la colina.
Con un pie en la infancia,
tantas cicatrices en las rodillas
y en las fotografías blanco y negro,
vas a lograrlo,
me susurra el ángel de la guarda,
lanzar cometas
es igual que poblar tu alma
de nuevos cielos,
hasta que tú mismo te conviertas
en viento.
Asesino inocente
Me desnudé de todas las inquietudes.
Me desabroché todos los amores antes de ti
y los dejé en el armario.
Aquí me tienes: desnudo e inocente.
Creía que estábamos en el umbral
de un viaje infinito tras la larga espera,
cuando uno de los innumerables cajones
en su memoria de improviso se abrió
y el nombre de otra mujer se hundió en mi espalda
como cuchillada negligente.
Mas yo sigo viva,
porque vivo en una calle
que no cruza su vida diaria.
Paso al otro lado
de las cosas visibles
y finjo no haber oído.
Té
La montaña hace girar sus últimas piedras calientes
y abajo en el llano las murallas de la noche crecen.
Serpenteo entre los sosegados lagos
de lavanda con una bolsa de hierbas a la espalda
y mientras pienso dónde pasan la noche tus manos,
un pájaro retrasado derrama
con las alas el violeta de la lavanda
y las salpicaduras llegan hasta el cielo.
Tenderé a secar las hierbas,
hay suficiente té para todo el invierno,
también atiborraré con ellas las almohadas,
dispersas por todas partes en la casa,
así no habrás de recordar
cuando vuelvas,
en cuál de ellas has cosido la risa de la mujer
por quien te desvestiste tres veces
en un largo amanecer.
Estaciones de la libertad
Se arrastran
por encima del suelo
tus pensamientos
como antes de una tormenta.
Al final de agosto
se precipitarán hacia el sur
y de nuevo te internarás en el otoño
con la cabeza
como un nido de golondrinas vacío.
Este es un momento,
donde ni las abigarradas plumas
de la libertad
ni sus redes de alambre que brotan
son relevantes.
El azul del cielo
fue prometido a otros.
CLASES PARTICULARES EN MAYO
Intento enseñarte
los olores en alfabeto cirílico:
que el geranio del balcón de enfrente
es más que una flor,
que el tilo en junio
es más que un árbol,
pero no hacemos grandes progresos.
Tu pulgar sigue la sombra de la vela
que un vientecillo mece ligeramente
sobre la página abierta,
trazando límites movedizos
entre tú y yo,
como si te defendiera,
como si tú fueras aquel chiquillo
que alguna vez perdiera sus pinturas de acuarela
al volver de las clases
y que continuara dibujando
el cielo perdido de su infancia
y las colinas
del mismo color.
Traducción del búlgaro: Reynol Pérez Vázquez.
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Aksinia Mihaylova nació el 13 de abril de 1963 en Rákevo, un pequeño pueblo en el noroeste de Bulgaria. Poeta y traductora, escribe en búlgaro y en francés. Es una de las fundadoras de la revista literaria Ah, María. Autora de seis poemarios en búlgaro y dos en francés. Tiene cinco libros de poemas escogidos en eslovaco, árabe, italiano, rumano y letón. Sus poemas se han publicado en 19 idiomas europeos, también en Canadá, Estados Unidos, México, Colombia, Chile, Australia, Egipto, Japón y China. Ha traducido más de 35 libros de poesía y prosa. Ganadora de los premios nacionales de poesía Jristo Fótev y Milosh Ziápkov por Desabrochar el cuerpo (2011), Iván Nikólov por Cambio de espejos (2015), así como de dos de los galardones de poesía de mayor prestigio en Francia: Guillaume Apollinaire 2014 por Ciel à perdre (Gallimard) y Max Jacob 2020 por Le baiser du temps (Gallimard, 2019). Distinguida con la mayor condecoración de la República de Letonia Caballero de la Orden de las Tres estrellas. En el 2021 apareció Изкуството да се сбогуваш (El arte de despedirse), tomo de sus poemas escogidos que incluye también poemas recientes. El año pasado recibió el galardón “Corona de Orfeo” por su contribución a la poesía búlgara contemporánea. Vive y trabaja en Sofía.
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