¿Puede ser el miedo una forma de gobierno? Los miedos cotidianos son, por decir así, parte de nuestros bichos. Convivimos con estos, tratando hasta donde podemos de tenerlos controlados, esperando que se mantengan en sus linderos. Son esos vecinos inamistosos con los que no queremos tropezarnos. En la historia del mundo no es una novedad que regímenes hayan conseguido, a través del uso del miedo, controlar a las poblaciones para perpetuarse en el poder. Modelos cuya longevidad se ha sostenido a través de un articulado plan en el que combinan acciones físicas y discursos lúgubres donde al ciudadano siempre se le va a cercenar el movimiento. El éxito del miedo sobre las sociedades se manifiesta en que el pensamiento colectivo se queda estático, la lengua no tiene arresto para pronunciarse y los músculos y las acciones se adormecen.
"Uno de los grandes problemas que deben enfrentar quienes son conscientes de hallarse en un cautiverio es hacia dóonde huir. Incluso con los candados abiertos no sabrían elegir una opción"
¿Quiénes vivían en ese Nuevo Estado? Pobladores de la región que habían sido secuestrados de sus aldeas, desperdigadas en la enmarañada selva del Perú. Aquiles García, un pequeño niño de raíces ashánincas, es sometido junto a los 16 integrantes de su aldea y llevados a la fuerza a páramos sin fin, donde el hambre, las enfermedades y las ejecuciones masivas son el idioma en común. Su cautiverio iba a durar doce años y en ese tiempo el único sueño que se le ocurrió tener fue el de ser libre alguna vez.
Aquiles descubre la fórmula que va a permitirle sobrevivir: fingir. Se convierte en un actor de su propia tragedia, capaz de repetir discursos endemoniados en los que se predica que grandes cuotas de sangre alimentarán la revolución armada para acabar con la opresión y la pobreza. Que destruirán el viejo y caduco país para establecer la República de la Nueva Democracia. En ese esquema, Aquiles se comporta como un convencido y va ascendiendo en el escalafón del mal.
Uno de los grandes problemas que deben enfrentar quienes son conscientes de hallarse en un cautiverio es hacia dónde huir. Incluso con los candados abiertos, no sabrían elegir una opción. Aquiles, después de mil peripecias, sabe que en un momento tiene que dar el primer paso. Nunca ha visto una ciudad, ni un auto, ni siquiera un billete. Intuye que detrás de esa cadena de montañas verdes, no todos están muertos. Su religión es mantener el secreto en una caja interna, pues la mínima expresión de una idea contraria a la de sus captores, terminarán con su cuello destazado por un cuchillo. Solo posee un recuerdo y se aferra a este como a una creencia: una ciudad a la que su padre lo llevó cuando era pequeño y donde vio estallar en el cielo fuegos artificiales. Ese rastro de la memoria es la única herramienta para saber de la existencia en un mundo que nunca ha visto. Se rehúsa al destino impuesto por sus captores y decide no vivir la vida la miserable de un lobo solitario, atravesando el infierno. Y después de eso, debe salir con el alma limpia.
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Autor: Carlos Enrique Freyre. Título: El miedo del lobo. Editorial: Alfaguara. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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