Tenía yo 17 años cuando fui a ver la Expo 92 en Sevilla. Os podéis hacer una idea. Adolescente en viaje de estudios para visitar La Alhambra y la Expo Universal de Sevilla 1992, con chicos y chicas de nuestro querido Instituto de Bachillerato Ana Ozores (antes llamado Móstoles VII y después unificado en con el IB Juan Gris). Lo que llevaba en la cabeza era de todo menos formarme para el futuro.
Pasaron muchas cosas en mi vida en aquella Expo y en aquella Sevilla que me acogió durante una semana —por el día y por la noche—, y cuando hoy he estado leyendo El Varón, la última novela del detective Ángel Costa, ambientada en aquella Sevilla, me he acordado de un pabellón en concreto y he querido hacerle protagonista de este artículo.
Para los que no conozcáis a Ángel Costa, es un detective de esos que nos gustan tanto a los lectores de la novela negra. Con gabardina, irónico, resolutivo, y con aventuras que te atrapan y te lees en una o dos tardes. Tienes la primera, llamada como nuestro protagonista, Costa, ambientada en la actualidad, y esta segunda, ambientada en la Sevilla de la Expo 92, llamada El Varón, que ha inspirado este artículo y que os recomiendo, por supuesto.
El pabellón en concreto del que os quiero hablar es el Pabellón del Futuro y, más específicamente, del módulo las Telecomunicaciones visto con la perspectiva de los 30 años que han pasado, desde el presente. Hay que tener en cuenta que en aquel otro presente, en el año 1992, aún no habían llegado Windows 95 ni Internet Explorer 1.0, que fueron los grandes revulsivos de la conexión a Internet por parte de los usuarios. Por supuesto, no existían la era de la Web, ni la .COM, ni la Web 2.0 y ni esta Web3 donde los Tokens y la Inteligencia Artificial son el motor de los nuevos negocios digitales que se crean.
Leyendo el libro de Chema de Aquino, con Costa en aquellos días, me he ido a Youtube a buscar información de aquel Pabellón del Futuro de las Telecomunicaciones. Y, maravillas del viaje en el tiempo, hay un vídeo que recoge un recorrido por él gracias a la Asociación Legado Expo Sevilla.
En aquel pabellón había demos de lo que sería vivir años después, con una representación hipotética de la vida una vez aplicadas las telecomunicaciones del futuro. La representación muestra cómo una familia utiliza un ordenador personal en su casa (nada de monitor plano o tablet) para enviarse documentos por Internet con menús e interfaces en modo texto —a color, eso sí— y hablar por un teléfono inalámbrico con un doctor. Explica cómo se pueden enviar documentos para que se impriman remotamente y cómo hacer videoconferencias con la televisión y un teléfono.
Además de la representación —insisto encarecidamente en que disfrutéis con el vídeo—, también hay un paseo por una exposición de avances tecnológicos de aquellos tiempos, como CARIN (Car Navigation Computer), que es lo que eran los primeros GPS para el coche, unos ordenadores incrustados debajo del asiento del coche o en el salpicadero con un sistema de mapas en CD-ROM que hacía geoposicionamiento y rutas por satélite, o el primer cable submarino de fibra óptica comercial. Lejos de la red de cables submarinos que tenemos hoy por todo el mundo y que luchan contra los ataques de los tiburones.
Hoy en día ver el vídeo, que os dejo aquí mismo, es muy curioso. Es ver cómo creíamos en el pasado que sería nuestro pasado, ya que en estos 30 años hemos podido dejar muy atrás esos grandes avances que vislumbrábamos en aquellos tiempos.
Si ya lo has visto y te ha hecho gracia, te ha parecido tierno, curioso y hasta inocente ver lo poco que sabíamos del mundo que se nos venía encima, quiero que te conviertas ahora en quien eras hace 30 años, que pienses en cómo eras cuando el detective Costa vivía esta aventura en Sevilla 1992, e intentes recordar cómo creías que iba a ser tu futuro. ¿Se parece en algo a lo que tenemos hoy en día? Seguramente no. Ahora siéntate, y piensa en cómo crees que será el futuro en 20 o 30 años. ¿Qué opinas ahora de lo que dicen esos que dicen locuras de robots, inteligencia artificial, metaversos, mundos virtuales, criptomonedas y metasociedades?
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