Dentro de la literatura ha publicado obras en diferentes géneros como la novela, el ensayo y la poesía. Además de por sus poemas —gracias a los cuales ha conseguido importantes premios como el Adonis—, es conocido en México por su labor de columnista en diferentes medios de comunicación del país. A continuación, reproduzco 5 poemas de Rogelio Guedea.
Ella es yo
Porque te conozco
porque adivino a qué horas
en qué rincón
porque te descubro leyendo las cartas
tristes que te envío
los besos al mayoreo
los regaños que firmas con tu nombre
porque entiendo que no gustas de lavar
un calcetín
y no de salir en las mañanas a comprar
para el almuerzo
el pan de ausencia que habrá de consolarte
porque un botón de la camisa que me pongo
a diario
de la única camisa de hombre bueno
que me queda
te hace llorar hasta el fondo de mí
y me hiere
porque estás conmigo
y sé lo que tú eres
me conozco
Un canto sin orillas
poema que va naciendo con la luz del pájaro, esta mañana,
aquí, en el
compás de lo imprevisible/
escritura que no conspira contra nadie
y hasta en ello se equivoca/
¿se equivocan acaso los que aman?
¿también los que no aman se equivocan?
si ha dicho luz, ha dicho pájaro: esta mañana,
aquí/ pero mejor si ha dicho lo imposible: el agua fría del surtidor
que lo moja, el tierno verdor de tus ojos, una camisa de fuerza
lo imborrable,
¿lo ha dicho entonces? ¿se quedó en la mitad del éxtasis, con la mujer
montada en sus palabras, una noche?
si ha dicho pájaro, ha dicho luz:
y está cantando.
Herido busco mi país
herido busco mi país. busco tu nombre. busco la calle
donde te conocí. me caían sombras. me caías. tú llorabas.
me salpicabas tu tristeza. tu tristeza era como mi país.
tenía árboles. animales. unos arroyos que no acababan.
tu tristeza salpicaba mi país y yo nadaba con brazos
y pies en mi derrota. exiliado me fui. me exilé porque
el amor de mi país estaba yéndose por las alcantarillas.
no florecía ya el amor en mi país. lloraba como tú. gemía.
maullaba como gata en celo. así como tu cuerpo y
mi cuerpo cuando nos besamos.
En el cielo crecido de fulgor
en el cielo crecido de fulgor. agrio de noches que
comí. recordé la vez que mamá me sacó como pedazo
arrancado de su carne. recordé un día esa noche que no
podía salir de su carne magullada. sucia como casa que
no alquiló nunca la alegría. condenada estuvo de mí a
tenerme. condenada. y abuela carito dicen que la consolaba
con emplastos. con lluvias que hizo caer para que mamá
no llorara mi desgracia más. tía Yolanda y tío Jorge se
hermanaron. dicen. tío Jorge sudó fuegos que ya se
marchitaron por sacarme. lo que pasa es que yo no quería
salir de ahí. estaba bien ahí mamando de su sangre.
alimentando mi gloria pequeñita. ahora tío Jorge maldice
mi existir. maldice mi escribir poemas a tu rostro. me
maldice. y tía Yolanda se quedó callada como muerta. que
aún es peor. y cuando salí por fin de esa iglesia que parecía
una mar llena de veleros. pececitos. peñas o peñascos o como
se diga. vi a papá llorando como niño del que dios no se
acordó. lo vi tirado como caballo viejo. llorando porque el
señor doctor le dijo esta criatura mejor debió morir. eso le
dijeron los doctores matadores a papá que lloraba. si tú lo
hubieras visto como yo lo vi. mujer. te hubieras también
llenado de amargura. un charco de amargura se hubiera
clavado como palo en lo tierno de tu amor. eso dijeron los
doctores. los doctores dicen cosas que ellos nunca entienden.
hablan de la muerte riendo como señoritas y fuman luego en
los pasillos mientras papá llora mi desgracia. abuela carito
dice que tenía una cabeza y luego otra cabeza encima de la
cabeza que tenía. pero eso no fue lo peor. lo peor fue cuando
vieron que me salían luciérnagas de los ojos. palomas que
levantaron del suelo a papá. a volar a volar le decían las
palomas que me salían de los ojos. la madre Lupe lo supo la
noche que subió las escaleras y vio mis manos grandes. no se
sabe todavía si eran manos o vientos que me empezaron a
crecer. o pájaros que croaban o ranas que piaban tu rostro
hecho de luces caídas como lluvia. la noche que la madre Lupe
vio mis manos estaba la lluvia arreciada. yo sólo recuerdo
que me subían pedazos de tu ser. maderos que tenían tu
nombre. y papá se amarraba como soga de barco grande a
su esperanza. veía en mis ojos porvenires. veía senderos en
mis pies o caminos anchos como mujeres gordas. era entonces
que papá se alegraba un poco y dejaba de llorar. era entonces
que abrazó a mamá cuando la madre Lupe dejó caer como
piedra su presagio. no recuerdo qué presagio dejó caer la
madre Lupe en mi raíz. sólo recuerdo que tu rostro se llenaba
de calles que caminaría o ciudades o países donde ahora estoy
anclado. empolvado de distancia. quemado como ese día que
los doctores matadores. viendo cómo volaba papá. temieron
mi vivir.
Los que se compadecen
los que se compadecen. los que miran mi corazón
henchido. solo. esos que tienen hijos y sombras
inofensivas. esos que preguntan por mis ojos tristes.
por mi alma sin ti. los que tocan a mi puerta. los que
riegan un poco mi alegría. aquellos que no saben mi
nombre. aquellos que edifican bienvenidas. soles para
su amargura. lluvias que limpian un poco mi esperanza.
mis cicatrices. mis heridas puntuales como un reloj.
ciertas como la mar que nos abrasa o cierra. a esos les
abrí hoy mi corazón y dejé que me crecieran hondo y
ancho y otra vez hondo como libertad.
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