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Mientras desciende el sol, un poema de Félix Grande - Zenda
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Mientras desciende el sol, un poema de Félix Grande

Con su primer poemario, Las piedras, se hizo con el Premio Adonáis: enroscado tardíamente a la Generación del 50, el suyo siempre fue un perfil heterodoxo. Nunca abandonó la práctica y el estudio del flamenco. En el 78, gracias al poemario Las rubáiyatas de Horacio Martín, le concedieron el Premio Nacional de Poesía. A continuación...

Con su primer poemario, Las piedras, se hizo con el Premio Adonáis: enroscado tardíamente a la Generación del 50, el suyo siempre fue un perfil heterodoxo. Nunca abandonó la práctica y el estudio del flamenco. En el 78, gracias al poemario Las rubáiyatas de Horacio Martín, le concedieron el Premio Nacional de Poesía. A continuación reproduzco Mientras desciende el sol, un poema de Félix Grande.

Mientras desciende el sol, de Félix Grande

Mientras desciende el sol, lento como la muerte,
observas a menudo esa calle donde está la escalera
que conduce a la puerta de tu guarida. Dentro
se encuentra un hombre pálido, cumplida ya, remota
la mitad de su edad; fuma y se asoma
hacia la calle desviada; sonríe solitario
a este lado de la ventana, la famosa frontera.

Tú eres ese hombre; una hora larga llevas
viendo tus propios movimientos
pensando desde fuera, con piedad,
las ideas que en el papel pacientemente depositas;
escribiendo, como fin de una estrofa,
que es muy penoso ser, así, dos veces,
el pensarse pensando,
la vorágine sinuosa de mirar la mirada,
como un juego de niños que tortura, paraliza, envejece.

La tarde, casi enferma de tan lejana,
se sumerge en la noche
como un cuerpo harto ya de fatiga, en el mar, dulcemente.
Cruzan aves aisladas el espacio de color indeciso
y, allá al final, algunos caminantes pausados
se dejan agostar por la distancia; entonces
el paisaje parece un tapiz misterioso y sombrío.

Y comprendes, despacio, sin angustia,
que esta tarde no tienes realidad, pues a veces
la vida se coagula y se interrumpe, y nada entonces
puedes hacer contra ello, más que sufrir un sufrimiento,
desorientado y perezoso, una manera de dolor marchito,
y recordar, prolijamente,
algunos muertos que fueron desdichados.

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Laura di Verso

Leo poesía, con o sin rima. Y me gusta que me cuenten cuentos. Frecuento las redes, poco, desde marzo de 2020, como @lauradiverso.

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