Cauterio es una novela a dos voces que hablan de la vida de las mujeres. Una de ellas es una mujer que realiza un doble viaje entre Londres y las colonias en pleno siglo XVII y la otra es una mujer actual cuyo viaje es mucho más corto, de Barcelona a Madrid. Sin embargo, no serán esos los viajes importantes de su vida, o al menos no serán los únicos, al igual que no son ellas las únicas mujeres de la novela. Deborah, la mujer del hilo pasado a la que conoceremos enterrada en una playa, en una de las presentaciones más impactantes de un personaje que recuerde, e introducirá al lector a Anne Hutchinson en una historia sobre supervivencia, roles femeninos, creencias religiosas y soledad. Soledad que transmite igualmente la protagonista del hilo presente, encerrada en una suerte de caja de cristal, edificio o burbuja. Un personaje sin nombre que refleja el presente y que está igualmente marcado por la sociedad, el amor, el abandono y, al igual de Deborah, por el lugar en el que parece colocarla su sexo.
Dos historias con las que la autora hace malabares para equilibrar el interés del lector evitando que una de ellas, en este caso la pasada, engulla a la presente. No porque se vea más interesante, sino por menos habitual, más marcada por peculiaridades. Y lo logra tirando de nostalgias, de presentes comunes, evitando eso tan habitual que es la lucha entre los hilos por la hegemonía de la narración y dando como resultado una novela cuyo significado queda claro desde las primeras páginas y cuyo final deja al lector con la sensación de estar ante una buena creación. Frente a la historia de Salem, la de Barcelona. Frente a la primera mujer terrateniente, frente a la herejía, la condena, tan llamativas, la autora opta por hablar de amor y de ruptura, de abandono, de sentimientos en la ciudad, deterioro y, por qué no, de quema. Y el resultado funciona a la perfección, dejando al lector una novela a dos aguas sobre las mujeres, sobre sus voces y silencios, sobre el amor, la soledad y la supervivencia, palabra que he repetido porque es vital en la historia. Historia en singular, porque una vez finalizado entendemos la elección y el punto entre ambas, la zona común que ya habíamos intuido en una narración limpia que atrapa al lector descolocándolo entre saltos de una a otra, pero que sujeta firme su atención en esta suerte de espejo que se estira en el tiempo y cuyas imágenes a ambos lados son las voces de estas mujeres. Porque si algo destaca en esta novela es la forma en que está narrada. A veces, y sobre todo si uno escribe como lo hace Lijtmaer, las formas importan. Porque las voces cambian, pero el resultado es igualmente compacto, los sentimientos afloran, las jaulas se tornan visibles y las protagonistas buscan el hueco para colarse entre los barrotes, y su historia, así vista, se transforma en la historia de muchas. Sus voces suenan casi a colmena y ese es el gran éxito de esta novela: lograr conectar con el lector, con su parte más privada, que es la que escucha a las protagonistas encerradas o enterradas, con memoria o sin ella.
—————————————
Autora: Lucía Lijtmaer. Título: Cauterio. Editorial: Anagrama. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
4/5
(4 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: