Nos hemos habituado a vivir en un mundo de mentiras y fingimientos. Las parejas estables conviven en un entorno de amables medias verdades. Un pacto no escrito en el que nadie habla de nada importante, que duela, que rompa la ilusión de que todo va bien. Nada es real, ¿o sí? La casa está caliente, la cuenta corriente estable y el vino a la temperatura correcta. Todos esos elementos son tangibles, ¿o no? Si son reales, ¿por qué tengo la sensación de que todo se puede desmoronar en cualquier momento?
Marc, el protagonista de la función, es un hombre que tiene todo que en esta vida se puede desear: prestigio profesional, un matrimonio feliz, una buena posición económica. Todo va bien. Disfrutando de sus merecidas vacaciones, contempla la vida desde la terraza de un precioso hotel de la Toscana. Todo es perfecto. En el centro de esa perfección la espina de un pensamiento se clava en su mente:
Marc: Ahora me moriría. Me moriría ahora, aquí, y se acabaron los problemas. Si todo pudiera acabar en el mejor momento de tu vida, ¿eh?, ¿no sería lo mejor acabar siempre así?
"Este mundo onírico es un bisturí que permite al autor entrar hasta el fondo de los personajes y mostrarnos lo que ni ellos mismos se atreven a mirar"
A partir de ahí su vida se convierte en una pesadilla, ¿o está despertando?, porque lo onírico y lo real fluyen sin solución de continuidad. Este es uno de los mayores hallazgos de la función. Nunca sabemos si estamos en las pesadillas que tiene durmiendo o en las pesadillas que tiene despierto. Marc no lo sabe, ¿lo sabemos nosotros? Entre el sueño y la vigilia el sonido del móvil de su mujer, Joana, golpea al protagonista para despertarlo o, como ocurría en la película Inception, para llevarlo a un sueño dentro del sueño, a una capa más profunda de irrealidad, o de realidad.
Este mundo onírico es un bisturí que permite al autor entrar hasta el fondo de los personajes y mostrarnos lo que ni ellos mismos se atreven a mirar.
En teatro el “realismo” o “naturalismo” puede convertirse en una trampa a la hora de escribir. Si intentas representar la realidad tal y como es, la capa de mentiras en la que vivimos es una piel tan gruesa, un mecanismo de fingimiento tan bien armado, que te impide llegar a la verdad incluso cuando lo usas en la ficción.
"Cuando regresamos de un sueño siempre hay un misterio, siempre pensamos que algo importante ha estado a punto de sernos revelado"
Sergi Belbel esquiva este problema diluyendo las fronteras de la realidad en un mundo onírico donde quizá la manera de despertar sea llegar hasta el fondo de la pesadilla. Cuando regresamos de un sueño siempre hay un misterio, siempre pensamos que algo importante ha estado a punto de sernos revelado. La búsqueda de ese enigma, la sensación de que algo se va a desvelar, nos mantiene enganchados durante toda la obra y actúa como motor del protagonista hasta el final, donde el protagonista va a encontrarse con su propia voz. ¿O no? El tono del sueño se mantiene hasta el final, dejando que la incógnita siga creciendo dentro de nosotros cuando ya hemos abandonado la lectura.
Termino destacando dos cosas: el sentido del humor de la escena del entierro y un fragmento de uno de los lúcidos diálogos de la obra:
Marc: El “te quiero” que pronuncia un moribundo es la metáfora más absurda y perversa que existe. “Yo te quiero” significa “no quiero morirme”. Y nada más. No te quiere ni nada. Solo necesita saber que no vas a olvidarle. Quiere que al salir de la habitación te lleves una parte de él en tu mente.
En la Toscana forma parte de la cuidada edición de las obras de Sergi Belbel compiladas en dos volúmenes por la editorial Punto de Vista.
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Autor: Sergi Belbel. Título: En la Toscana: Teatro reunido, vol. 2. Editorial: Punto de Vista editores. Venta: Todostuslibros.
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