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Visiones de la fotografía - Zenda
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Visiones de la fotografía

Yo estaba escribiendo un libro, con el único deseo de poder terminarlo, entregarlo y cumplir con mis editores. Para descansar del trabajo literario hacía fotos, en mi casa y desde mi casa, “desde mi ventana”, como decía mi madre que debía titularlas si algún día hacía una exposición con ellas. Y era verdad: desde mi...

Ahora que ha pasado algún tiempo echo la vista atrás y recuerdo: estoy lleno de recuerdos. Veo todo lo que escribí y todas las fotos que hice en aquella época, una época que sin embargo aún no está cerrada. Nunca, tal vez, la escritura y la fotografía, ahora que lo pienso el arte, llenaron tanto mis horas.

Yo estaba escribiendo un libro, con el único deseo de poder terminarlo, entregarlo y cumplir con mis editores. Para descansar del trabajo literario hacía fotos, en mi casa y desde mi casa, “desde mi ventana”, como decía mi madre que debía titularlas si algún día hacía una exposición con ellas. Y era verdad: desde mi ventana fotografiaba mi calle día tras día, a veces mañana, tarde y noche. Esa ventana en realidad es un ventanal, donde en otro tiempo, si no me equivoco mucho, hubo una terraza.

"En aquellos momentos escribir un libro era mi trabajo, aparte de sobrellevar la situación, mientras que hacer estas fotos era mi hobby, mi modesta salvación"

Aproveché el confinamiento para hacer muchas, muchísimas fotos de mi calle, a la que aprendí a amar, yo diría que hasta con ternura, como a mi ciudad, Madrid, y sus gentes, a las que entonces no veía. Apenas podía intuirlas. Ahora miro esas fotos en mi ordenador con una sonrisa y un gesto de sorpresa.

Me gustan mucho más que entonces, y si tuviera que hacer una selección en estos momentos me quedaría con muchas más que antes. Son fotos de los edificios, de sus árboles, de los autobuses que pasan solitarios, o se paran en los semáforos. Son fotos del amanecer y del Pirulí, o de la Torre de Valencia y la puesta de sol. Son fotos únicas, en mi sentir, siempre hechas desde el mismo punto, a diferentes horas, por la misma persona, en una situación dramática y claustrofóbica, salvada por el arte y la literatura, por el cine y la familia. Por los sanitarios. Durante meses.

En aquellos momentos escribir un libro era mi trabajo, aparte de sobrellevar la situación, mientras que hacer estas fotos era mi hobby, mi modesta salvación. También aproveché para leer con cuidado y placer el libro Fotografía paso a paso de Tom Ang (Ediciones Omega), que me regalaron por mi cumpleaños muy poco antes de que se iniciara la crisis del coronavirus. Me lo regalaron mis amigos Laura Aparicio y Miguel Casado. “Cuando acabe todo esto”, me decía, leyendo, estudiando este libro, puestos mis sentidos en él, “voy a salir hecho un fotógrafo”. Porque le metí mucho tiempo a este asunto, mucho placer y mucho amor.

A mí siempre, o casi siempre, me había gustado e interesado la fotografía. Ese libro de Tom Ang me ayudó, y me sigue ayudando, a profundizar de forma más seria en este hermoso campo. Como muchas personas de mi generación, imagino, pronto tuve una cámara. Quizá la primera que recuerdo fue una que me regaló mi madrina por mi primera comunión, pero no la utilicé mucho. Era una cámara que se plegaba en sí misma, muy elemental tal y como la recuerdo. Era una Agfa, casi estoy seguro.

"El interés por la fotografía en mi caso nace de una necesidad, ya digo, un complemento, en diferentes circunstancias, en libros y artículos"

La primera vez que hice fotos “profesionalmente” fue cuando hice mi primer libro con Francisco Umbral, Umbral: vida, obra y pecados. Conversaciones. Utilizaron en la editorial Foca dos de mis fotos para hacer la portada. Y en mi segundo volumen sobre el escritor, Umbral: Las verdades de un mentiroso ilustre, la editorial Llibros del Pexe elaboró un cuadernillo con las fotos que le hice a Umbral mientras escribía este libro, y los editores colocaron una en la portada, en blanco y negro, en la que sale él leyendo unos folios, sentado ante su mesa de trabajo, vestido con un albornoz sobre una chaqueta, y ésta sobre la camisa, ese Umbral íntimo y cotidiano que siempre tenía frío.

Los folios eran el prólogo de su nuevo libro, de entonces, Madrid, tribu urbana. Quería saber mi opinión sobre ellos. Pero a mí entonces, en ese momento, me interesó más la foto, la imagen, cosa que a él le molestó mucho. Sin embargo ahí quedó la instantánea, potente a mi modo de ver.

Luego hice fotos también en mi libro Pedro J: Tinta en las venas, y en bastantes trabajos periodísticos, como los recientes artículos publicados en Zenda sobre Antonio Prieto, Luis Alberto de Cuenca y Carlos García Gual. Me gusta hacer fotos; tras bastantes experiencias al respecto considero que son un complemento magnífico para la literatura, para la vida. O al menos para mí lo son.

El interés por la fotografía en mi caso nace de una necesidad, ya digo, un complemento, en diferentes circunstancias, en libros y artículos, y se va haciendo cada vez más importante. Lo cierto es que si reflexiono sobre ello llego a la conclusión de que la fotografía siempre ha sido una necesidad para mí, lo sigue siendo. Por supuesto también lo es la literatura. Muy grande.

"La imagen para mí, como lo es también el texto, pero de otra manera, es un refugio"

Me di cuenta de que me gustaba tanto la fotografía cuando me documentaba para la novela Cid Campeador. Empecé a viajar a algunos lugares cidianos y le ofrecí al periodista Carlos Esteban, que entonces trabajaba en el semanario Alba, hacer artículos de viajes sobre esos lugares. Le pareció muy bien, y en esa tarea descubrí que me daba tanto placer fotografiar aquellos pueblos como escribir los textos.

Tal vez era como una segunda vocación, o quizá se trataba de una única vocación, si lo pienso bien: la vocación artística, la expresión de la creatividad, que también es una necesidad, una “inquietud del alma”, como dice Pedro Ruiz. También por eso hice la carrera de Filología Hispánica o quise escribir libros.

Disfruto mucho haciendo fotos, ésa es la verdad. Me relaja, me descansa del trabajo intelectual. La imagen, para mí, como lo es también el texto, pero de otra manera, es un refugio. Un remanso. Y debo decir, por supuesto, que la cámara cuanto mejor es más potencia todo esto: el placer, la diversión, el descanso… Pero también la precisión, el control de la imagen, el resultado de la foto.

Esta práctica, que es o puede ser arte, aparte de oficio, nos da muchísimo a los que la realizamos, a los que acudimos a ella más o menos frecuentemente. Con el tiempo, como con todo, con un poco de perseverancia y suerte las circunstancias de la vida nos pueden ayudar a mejorar en lo que amamos, a realizar mejor las actividades que tanto nos regalan, que tanto nos enriquecen. Así me está pasando con la fotografía, con el correr de los años. Y desde hace algún tiempo yo quería escribir un artículo sobre fotografía contando un poco esta pequeña historia mía, pero con el deseo también de aportar un valor añadido.

Y así fue cómo decidí entrevistar brevemente, no extensamente, a dos amigos que se dedican a la fotografía de forma distinta, a dos amigos que merece la pena escucharlos sobre este tema. Uno de ellos es Jeosm, fotógrafo profesional de muy amplia experiencia ya, y fotógrafo de Zenda precisamente. El otro es el editor Javier de Juan y Peñalosa, que en su editorial JdeJ Editores tiene una colección magnífica sobre fotografía, FotoRuta, de más de 40 títulos. Javier de Juan tiene una dilatada trayectoria que incluye el cargo de director editorial en Espasa-Calpe, con todo el bagaje que eso implica.

Así, este artículo queda un tanto equilibrado entre mi experiencia personal con la fotografía, a grandes rasgos, y algunas opiniones e informaciones venidas de estos dos profesionales de la fotografía y de la edición.

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Entrevista al fotógrafo Jeosm

Jeosm fue escritor de grafitis y luego se ha especializado en la fotografía. Yo tuve la suerte de que me retratara para su blog Mi biblioteca, en Zenda, y aparte del resultado de las fotos, que en mi entorno gustaron mucho, ahora me interesa sobre todo el recuerdo de verlo trabajar: cómo colocaba las luces, sus instrumentos, la rapidez y la facilidad con la que fotografiaba, sin apenas hacerme indicaciones. Fueron fotos en blanco y negro. Quiso que fueran variadas, y a los pocos días me las mandó y me dio a elegir. Descartamos muy pocas de ellas, buscando la calidad y, ya digo, la variedad. Al final había que recomendar un libro y ser retratado con él. Yo elegí Don Ramón María del Valle-Inclán, de Ramón Gómez de la Serna (colección Austral), que es una biografía que siempre me había gustado mucho, muy entretenida y muy bien escrita. Jeosm me fotografió con este libro y publicó una breve reseña de él escrita por mí.

Jeosm es un fotógrafo inquieto, aficionado a la lectura. A mí siempre me llamó la atención que hubiera grandes escritores, como Juan Rulfo o Adolfo Bioy Casares, que fueran buenos fotógrafos, aunque pensándolo bien tampoco esto es tan frecuente. Que yo conozca.

Pienso en la cercanía de las artes unas con otras, incluso en la identificación de unas y otras. Jeosm me dijo, respecto a los fotógrafos, que los había de muchos tipos —moda, deporte, cultura, bodas…—, y que dentro de eso había unos más cultos que otros, o más aficionados a los libros unos que otros.

Cuando le hago preguntas a Jeosm dentro de mí late, también, el deseo de aprender como fotógrafo. 

—¿Por qué decidiste dedicarte a la fotografía?

—Más que una decisión en firme fue la sucesión de un hobby que se convirtió en pasión y después en profesión.

—¿Para ti qué tiene la fotografía que no tengan otros oficios?

—Te podría decir de manera rápida: libertad, creatividad, la posibilidad de mantener y contar un discurso o historia, aprendizaje continuo y un trabajo poco rutinario.

—¿Para ti qué es una buena foto?

—Una que te llame la atención, bien por su técnica, estética o discurso.

—¿Y una gran foto?

—Aquella que después de haberla visto la sigues recordando años.

—¿Crees que es más fácil la fotografía que otras artes, como la pintura o la escritura?

—Hay algunas diferencias entre ellas, por ejemplo que los pintores crean desde un lienzo en blanco y los fotógrafos desde un lienzo en negro. En la escritura, como en la fotografía, la narración es fundamental, sólo que en la fotografía es puramente visual. Pero no creo que sea cuestión de facilidad o dificultad; son sólo diferentes lenguajes.

—¿Puedes citar algunos fotógrafos de los que más admiras?

—Richard Avedon, Irving Penn, Horst, Arnold Newman, Jean Loup Sieff, Marco Grob, Chi Modu, Olaf, Platon, Philippe Halsman, Mike Miller, Brassai, Denis Rouvre, David LaChapelle, Albert Watson…

—¿Por qué los admiras? ¿Por qué te parecen tan buenos?

—Por su estilo.

—Has hecho muchos tipos de fotografía, y en ámbitos muy diferentes, como la cultura y el deporte. ¿Te resulta satisfactorio cambiar?

—Más que satisfactorio me resulta divertido, necesario y enriquecedor conocer otros entornos.

—¿Qué crees que aportas, o puedes aportar, de personal, al mundo de la fotografía?

—Un estilo propio. Ya está todo inventado, o casi todo; aporto simplemente una mirada, un punto de vista.

—¿Qué es más importante para un fotógrafo, la inspiración o la técnica?

—Para mí la inspiración y la creatividad, porque la técnica lo es y mucho, pero se aprende, y siempre tiene que estar al servicio de las anteriores.

—¿Cuáles son las cualidades que en tu opinión debe reunir un buen fotógrafo?

—Creatividad, constancia, estilo, don de gentes si se dedica al retrato, no tener miedo a enfrentarse a diferentes proyectos, y ganas de superarse. 

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Entrevista a Javier de Juan y Peñalosa, editor de la Colección FotoRuta.

A Javier de Juan, editor de JdeJ Editores, lo conozco desde niño. Durante mucho tiempo fuimos vecinos y siempre lo admiré como editor, por su dinamismo y cultura, su capacidad para identificar lo que es interesante para el público, manteniendo un contacto permanente y fluido con la sociedad, siempre con el deseo de ofrecer a esa misma sociedad buenos libros, enriquecedores y útiles.

De esa actitud, o vocación y oficio, podríamos decir, nace la colección FotoRuta. Decidí preguntarle a Javier de Juan sobre ella, sobre sus libros, porque me llamaban mucho la atención, por ellos mismos, por la trayectoria de su editor, y por mi propio gusto y afición a la fotografía, que lejos de ir a menos crece con el tiempo. En esto me recuerda, por cierto, a mi actividad literaria, como lector y como escritor. 

—La fotografía está en auge. ¿Por qué opinas que es así? 

—La fotografía es el arte de la representación de la vida en una imagen que la humanidad comenzó a descubrir en las paredes de la cueva de Altamira, en los cuadros de Leonardo, en los terribles dibujos de Goya, o en las increíbles placas de los paisajes de Ansel Adams en blanco y negro, o los reportajes de Sebastião Salgado, o en las preciosas instantáneas sociales de nuestra Cristina García Rodero. Ahora cualquier ciudadano dispone de un móvil, y muchos de una cámara réflex, donde pueden reflejar esa visión y compartirla al instante. Hemos pasado de la pared, el papel o el lienzo a la pantalla electrónica, y lo considero un valor de nuestra cultura.

—¿Por qué decides publicar en tu editorial una colección dedicada a la fotografía, con más de cuarenta títulos hasta ahora?

—FotoRuta surge en la primera etapa de JdeJ Editores, en la colaboración con la agencia EFE y su magnífico archivo gráfico y documental. El primer libro que editamos resume el siglo XX de la Historia de España en sus mejores documentos gráficos y tuvo mucho éxito; la primera edición se agotó en una semana. A este factor añade mi experiencia como director editorial de Espasa Calpe en su línea gráfica y antes en Urbión con la edición gráfica de La Guerra Civil Española. Poco después, en una conversación con el diseñador Juan Carlos González Pozuelo, decidimos crear una colección dedicada a los aficionados y profesionales de la fotografía, porque son miles en este colectivo, quizás algún millón. Sin contar todos los que disparamos con el móvil.

—¿A qué se debe tu éxito, con tantas reediciones? 

—La aceptación de FotoRuta creo que se debe a que aporta dos novedades en el mundo editorial: una, todos los autores son fotógrafos españoles, y dos, cada autor aporta lo mejor de su experiencia profesional al aficionado para que pueda llegar al nivel de técnica y arte del autor que está leyendo y viendo. Por ejemplo, de Sin miedo al flash, del que acabamos de editar la 12ª Edición, su autor, José Antonio Fernández, es un profesional que enseña iluminación con flash en estudio o en exteriores. En esta obra vierte todos sus conocimientos, y el lector lo capta y lo recomienda. Lleva más de 300 opiniones positivas en Amazon. Y así podría hablar de otros autores de la colección. Y un valor curioso: para la mayoría de nuestros autores es su primer libro. Incluidos los tres próximos. 

—¿Qué ofrece la fotografía al hombre de hoy?

—Le sigue aportando al hombre de hoy y de mañana una capacidad de expresión artística, un recuerdo familiar, o en ocasiones un testimonio tan necesario en momentos especiales como en las malditas guerras. Además, es una búsqueda, como todo arte, una expresión de respuesta o simplemente de admiración por compartir un momento diferente, bello, alguna anécdota callejera, una puesta de sol, la mirada de una nieta o cualquier otro factor que llame la atención de un ciudadano con una cámara o un móvil.

—¿Cuáles son las claves a la hora de editar un buen libro de fotografía? 

—Desde mi experiencia en FotoRuta creo que se compaginan dos factores que aporta el autor: el original tiene que ser de calidad, factor necesario para cualquier libro, y dicho original, texto y fotografías, debe comunicar al lector un mensaje novedoso y de valor en la temática que aborda, sea un concepto abierto como El arte de la composición, de Fran Nieto, con varias ediciones, o más exclusivo como Retratos con alma, de Iris Encina, que aborda todos los secretos de la edición en esta especialidad, y que publicaremos dentro de un mes. Además, para esta colección se eligió un papel de calidad y máquina plana de última generación para la impresión de los libros. Si a eso añadimos un excelente diseño, una buena distribución, un precio ajustado y la comunicación con el lector a través de una página web, el resultado es que FotoRuta ha conseguido ser la colección de fotografía técnica más vendida en Amazon.

Dos libros de FotoRuta 

Javier de Juan tuvo la amabilidad de mandarme dos libros de su colección FotoRuta (JdeJ Editores), El arte de la composición, de Fran Nieto, y El arte de fotografiar la Naturaleza, de Portfolio Natural, un grupo de grandes fotógrafos.

Son libros muy detallados, muy didácticos, que ofrecen abundantes fotografías de gran calidad para ilustrar lo que se dice en ellos, entre la teoría y la práctica. Son una gran ayuda para el fotógrafo, que los asimila muy bien y los puede integrar fácilmente a su propia práctica fotográfica. Son libros para disfrutar con ellos y para aprender con ellos. Voy a citar algunos: Fotografía de calle, de Jota Barros, Tus fotos no se venden solas, de Rafa Rodero, La magia del color en la fotografía digital, de Gabriel Brau Gelabert, Fotografiar Islandia, de Paco Farero, Fotografía macro, de Fran Nieto, Sin miedo al flash, de José Antonio Fernández, y Sin miedo al retrato, también de José Antonio Fernández.

Ofrezco ahora, para terminar este artículo, los índices de los dos libros que me mandó su editor y que tan interesantes me han resultado.

El arte de la composición, que es a mis ojos una lección magistral de Fran Nieto, también profesor, con textos e imágenes. Una “lección magistral” cercana, accesible y amena en la que profundiza en los siguientes contenidos:

Por su parte El arte de fotografiar la Naturaleza, que lleva el subtítulo de Técnica e inspiración de los mejores especialistas, obra de los fotógrafos de Portfolio Natural, desarrolla el siguiente índice:

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Eduardo Martínez Rico

Nació en Madrid en 1976. Se licenció en Filología Hispánica en 1999 por la Universidad Complutense de Madrid, y se doctoró en Filología, por la misma Universidad, en 2002. Es autor de 17 libros publicados, de novela, biografía y ensayo. Entre sus obras se pueden citar las novelas históricas Cid Campeador y Fernando el Católico. El destino del rey, su ensayo La guerra de las galaxias. El mito renovado y su biografía Pedro J. Tinta en las venas. Ha sido profesor del Instituto de Empresa y de la Universidad de Mayores del Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras de Madrid (Literatura Española).

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