Bebí hasta casi perder el control para escribir así páginas y páginas, y las llené, pero con mi vómito.
Consumí drogas por vez primera para abrir las puertas de la percepción y casi me pillé los dedos con ellas.
Buscando inspiración, pasé el invierno en un hotel que quedaba aislado por la nieve y estuve a punto de matar a mi familia.
Hasta que al final decidí que sería mejor escribir sin aditamentos, y que al año siguiente, cuando cursara sexto de primaria, ya me presentaría al Concurso de Redacción Coca-Cola 1985.
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