Geraldine Gutiérrez-Wienken es una poeta, traductora literaria y editora nacida en Ciudad Guayana, Venezuela, en 1966. Doctora en Filología Alemana y Magister en Ciencias de la Literatura y Sociología por la Universidad Heidelberg, Alemania. Ha publicado los poemarios Espantando elefantes (La Liebre Libre, 1994), Con alma de cine (IX Premio de Poesía del Ayto. de Ciudad Real, España 2007), Castañas de confianza (Eclepsidra, 2012) y El silencio es una bailarina, editado en Colombia (El Taller Blanco, 2020) y en Argentina (Alción, 2021). Ha compilado, traducido y prologado las antologías de las poetas alemanas Hilde Domin: Canciones para dar aliento (2018) e Inge Müller: ¡Que no me asfixie de hacer tanto silencio! (2021, Beca de traducción del Goethe Institut), ambas publicadas por la editorial argentina Llantén. En 2018 obtuvo la beca Merck/Taller de Escritura Creativa de la Casa de Literatura Darmstadt. Dirige la editorial «hochroth Heidelberg», consagrada a la traducción y publicación de poesía de América Latina y España, en Alemania. Colabora con la Revista Poesía de la Universidad de Carabobo y El Papel Literario. Vive en Heidelberg.
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IV
Si oyes tu idioma en un bus no evadas
el ritmo que nos oprime. A esta hora
en la noche sin lámpara que ilumine
en dos termos un paño y un taburete
el desastre puede ser interpelado. Él
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XI
La polilla pegada del techo se
ha topado con la serpentina
de un sueño
alguien cruza los dedos
alguien despierta de su insomnio
alguien dice que está
insatisfecho con la insatisfacción
la mesa desmantelada
el centro de la mesa
hecho polvo
alguien cuenta los pasos perdidos
de la cucharilla a un plato llano
alguien está ahogándose
en el paraíso
nadie hace siesta
y las butacas se retapizan de flores
grandes desarraigos. Y de polvo
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XII
Cuántos ojos caben en una franja de aves migratorias
cuántos pasos debo. Invertir en lo in-
cesante mosaico des-
conocido miedo tan ad-
verso tan eficaz y parcial. A donde vas tú no hay
ventana ni puerta. Todo es tardío. Hasta la tarde
las últimas cosas de la otra vida. Al atardecer
los pájaros cómo desviarlos
Los pájaros con mi danza en todos los sentidos
contrarios
Los pájaros cómo contar sin saldo
Los pájaros los pájaros que me embargan
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XXI
Por mi ojo espacial al ojo de la tragedia he arribado
digamos a una cúpula barroca
digamos a mi elemento nube
digamos al bosque de cabeza. Allá adentro no soy yo
la ni lo. El inframundo es una extrema farsa si tú
ensayas corregir la. Y lo disimulas
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XXVI
El mundo comienza a la altura de unos tobillos esbeltos
la gravedad repetida de no-poder
las cartas-liebres desovillar que mi padre
a mi padre el cielo borroneaba sobre mí
―¿Estás aludiendo a lo trágico, Perséfone?
Entonces mi mundo es él
epistolario lo y la
intensa travesía. Ánforas astrolabios acantos y cipreses
Arqueologías. Tropologías de irresolución [¿…?]
―Sí y no. Sino y de cualquier forma a donde vayas
―Van mis ojos, Perséfone, primero. Hacia él
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