La competencia lectora de los jóvenes es inversamente proporcional al número de horas que pasan entretenidos con dispositivos electrónicos y a la juventud de la ley educativa bajo la que se han escolarizado.
Cierto es que en la educación primaria los docentes alientan a sus alumnos con textos adaptados y actividades divertidas. Es decir, los niños y niñas viven en un paraíso habitado por Fray Perico y su borrico, para pasar en la secundaria a hundirse en el Cantar de Mio Cid. Este es un doble salto mortal lector, imposible para la mayoría de los chavales.
La buena literatura juvenil sirve, según la escritora y profesora Rosa Huertas, para atenuar esta transición. Sin embargo, muchos infravaloran la literatura juvenil. Y lo cierto es que el último libro juvenil de Rosa Huertas, La hija del escritor (Edelvives, 2020), protagonizado por una adolescente en un momento vital complicado que realiza un trabajo de clase sobre las figuras femeninas en la obra de Galdós (y ojo, que todo esto Huertas lo consigue con una trama la mar de entretenida), nada tiene que ver con los libros del youtuber El Rubius, protagonizados por un joven jugador profesional de videojuegos (cual caballo de Troya, los videojuegos se introducen en la literatura).
En esta entrevista para el podcast Un día de libros, Rosa Huertas nos da consejos y reflexiones para tratar de conseguir que las y los jóvenes lean más y se atrevan con los clásicos.
Pasen y escuchen. Y lean mucho, no hay nada mejor que predicar con el ejemplo.
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