“La finalidad de la obra es explicar su imperio, lo que ellos imaginaban y cómo los imaginaban, así como sus fines, sus proyectos y sus fracasos”.
Martyn Rady, autor de Los Habsburgo, fundamenta la anterior afirmación dentro de la novela, al dar cumplida respuesta a los interrogantes de dónde, cómo, de qué manera, por qué, cuándo y quiénes de esta dinastía, de malos gobernantes —tarados genéticamente— causantes, con sus políticas, de las tres mayores guerras ocurridas en Europa, fueron capaces de formar una dinastía que se mantuvo mil años gobernando e influyendo en el mundo y en Europa.
¿De dónde son originarios los Habsburgo?
Cuenta la leyenda que Radbot, un caballero de la baja nobleza germana desde los tiempos de Carlomagno, pierde un azor, y sale en su busca; encontrándolo en un paraje ideal para una fortaleza. Este lugar se halla en Argovia, al norte de la actual Suiza. Allí decide construir un castillo, que será el primer símbolo de los Habsburgo, que podríamos traducir por “los Halcones”, y decide llamar a la construcción Die Alte Burg (“La Fortaleza Antigua”). Es una pequeña y modesta mole de piedra, con cuatro torres, tejados a dos aguas, rematadas con pináculos.
Una vez situados se plantea la siguiente pregunta: ¿Cómo unos nobles sin grandes posesiones, ni fortuna, ni grandes tesoros, fundan una dinastía que llegará a gobernar el mayor imperio del mundo, y, cuando lo pierden, logran aferrarse a lo que les queda y seguir siendo muy influyentes? La respuesta se debe a varios factores.
—Primero, a la situación de sus pequeñas posesiones: geográficamente sus terrenos están enclavados entre los ríos navegables Aar, Limmat y Reuss, próximos al túnel de San Gotardo, lo que hace de este sitio un paso obligado para el comercio entre la península Itálica, lo que hoy es Suiza, todo el centro de Germania, las ciudades de Champaña y las ciudades de la Europa Central. Así es como los Habsburgo establecen varios puntos de portazgo y peaje para el comercio de las grandes ferias de la Edad Media. Poco a poco, los señores de la “Fortaleza Antigua” obtienen otros muchos ingresos, renunciando a algunos derechos frente a sus siervos —como el derecho de pernada— a cambio de cobrar, en metálico o especie, una compensación. Además, cobraban a sus súbditos y siervos por administrar justicia, recaudar multas, realizar confiscaciones, impuestos comerciales, etc. Así van haciéndose con una no despreciable fortuna.
—Segundo, a su política matrimonial: desarrollan una estrategia de matrimonios para conseguir sus objetivos, llegando a cometer incestos, practicar la endogamia y más tropelías, con el fin de lograr alianzas que les proporcionen títulos nobiliarios, tierras, poder y riquezas. Al final, esta política matrimonial se demuestra funesta, porque pierden el mayor imperio del mundo debido a la deformación genética que van sufriendo los Austrias, como se les llamaba en España a los Habsburgo.
¿De qué manera consiguieron sus aspiraciones?
Los Habsburgo siempre tuvieron como aliada a la fortuna. A lo largo de su existencia siempre les benefició lo que Shakespeare llama el “Efecto Fortimbrás»: “En la última escena de su tragedia Hamlet, cuando todos están muertos aparece el príncipe Fortimbrás y reclama para sí el trono vacante”. Esta fortuna acompañará a los Habsburgo gracias a su calculada política de matrimonios. Allí donde haya un título o unas tierras sin heredero, aparecerán los Habsburgo para reclamar los dominios de sus parientes consanguíneos o políticos, y así conseguir ir reuniendo un vasto territorio. Para evitar tener dificultades en su política matrimonial se hacen fervientes defensores de la religión católica, ya que dependen de las dispensas papales para poder realizar los matrimonios endogámicos que les interesan. En el siglo XIV se hacen muy populares unos versos que retratan muy bien la estrategia de los Habsburgo. Dicen así:
“Que sean otros los que hagan la guerra. Tú, feliz Austria, cásate, porque los reinos que Marte da a los otros, a ti te los concede Venus”.
¿Por qué, cuándo y quiénes fueron los Habsburgo que consiguieron lograr llegar a ser los Emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico (S.I.R.G.)?
Estos pequeños señores feudales, con una ambición sin medida, pusieron sus miras en ser los Emperadores del S.I.R.G., fundado por Carlomagno. El cargo de emperador del S.I.R.G era un cargo electo entre los principales príncipes electores del Imperio. Para conseguirlo no tuvieron ningún escrúpulo en falsear sus orígenes y crear un árbol genealógico a la medida de sus necesidades, para así darse una pátina de legitimidad, de la que carecían.
Lo primero que se habían propuesto lo habían conseguido: tierras, poder, alianzas políticas, y matrimonios ventajosos. Eran unos “supervivientes natos”, pero a mediados del siglo XIV, la llamada Bula de Oro les quita la posibilidad de elegir al emperador cabeza del imperio. La reacción del cabeza de la familia, Alberto El Cojo, es abandonar Suiza e instalarse en Austria. Su sucesor, Rodolfo, para restaurar el prestigio familiar decide falsificar cinco documentos para, con ellos, ratificarlos como principales príncipes del S.I.R.G.: idean fusionar el legado de Austria y Roma, y para ello falsifican cartas de Julio César y de Nerón, haciendo querer ver que son sus antepasados y son descendientes de los romanos. El siguiente paso para legitimar su origen es, con el resto de cartas falsificadas, crear un archiducado y someter a la Iglesia al poder del archiduque como fiel y feroz defensor del catolicismo. Una prueba más de su proverbial fortuna es que estas falsificaciones no son descubiertas hasta mediados del siglo XIX. El siguiente paso es convencer al Emperador del S.I.R.G., Carlos IV, para que ratifique los cinco documentos falsificados. Carlos los firma junto con otros documentos que dan oficialidad al título de archiduque que ellos mismos se crean. No conformes con esto, Rodolfo y Margarita de Tirol continúan con sus falsificaciones: esta vez su objetivo es hacer que el Tirol sea posesión de Rodolfo. Como segundo emblema de la familia se adopta nada menos que el águila bicéfala de Federico ll Barbarroja, símbolo de los emperadores bizantinos y de los Staufen.
Incluso las malas acciones de los Habsburgo hacen que Dante, en La divina comedia, coloque a “Rodolfo y a Otokkar como príncipes negligentes”.
De esta magistral manera, el autor Los Habsburgo sitúa a la dinastía y hace disfrutar al lector de una obra minuciosa, que desvela y explica todo el complejo entramado que teje la familia con objeto de ir ganando cada vez más poder. En cada momento, el miembro de la familia que le toca va trabajando para mejorar la posición familiar, para así, cuando la fortuna llegue, encontrarse en situación de aprovecharla.
Con estas bases, a mediados del siglo XIV se establece una relación de alianza entre el borgoñés Carlos El Temerario y Federico de Habsburgo, acordando la boda entre Federico Maximiliano y María, hija de Carlos. Al morir Carlos sin descendencia, Federico se casa con María y reclama Borgoña como propia por derechos sucesorios. Su hijo Felipe de Habsburgo asciende al trono de Borgoña, y siguiendo con la política matrimonial de la dinastía, Felipe se casa con Juana, la hija de los Reyes de Castilla y Aragón. De esta unión nace Carlos de Gante, que será, a la muerte de su padre Felipe, y por la incapacidad de su madre, Juana la Loca, heredero del Imperio Español, y años más tarde, a la muerte de su abuelo Maximiliano, es elegido por los príncipes del colegio de electores como Emperador del S.I.R.G., con lo que los Habsburgo consiguen, por fin, ser los principales gobernantes del mundo.
Carlos de Gante, educado por su abuelo Maximiliano, asume los preceptos que han regido a la dinastía, y se convierte por convicción en feroz defensor de la religión católica, infatigable luchador contra la herejía y heredero de las alianzas matrimoniales.
A la muerte de Carlos I de España y V de Alemania se separa la rama de los Austrias españoles y la rama de los Habsburgo de centro Europa, ya que Felipe II no se presenta a la elección de Emperador y de esta manera su primo Fernando resulta elegido emperador.
El autor de este libro aclara muchas cuestiones de fondo de la política española de los siglos XVI, XVII y XVIII, influidas por ese espíritu que los Habsburgo han consolidado, espíritu cuyo ideario se hace acomodaticio al lugar donde se aplica, siendo muy riguroso en las tierras del Imperio español y más tolerante en Centroeuropa. Pero los conceptos del ideario de la dinastía condicionan la política de los Austrias españoles. Priman los intereses familiares de los Habsburgo sobre los intereses españoles.
La Guerra de los Treinta Años
La intransigencia en temas de religión, de lucha contra la herejía y de política territorial hacen a los Habsburgo culpables de la primera guerra mundial europea: la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), que se inicia en la Bohemia de los Habsburgo. Esta guerra finaliza con la derrota de los Habsburgo, firmándose la paz en Westfalia, en la que se acuerda un nuevo reparto de territorios y fronteras, saliendo perjudicados los Austrias españoles.
Este hecho se vuelve a repetir en la Guerra de Sucesión Española: los Habsburgo no aceptan, al morir Carlos II sin descendencia, perder el Imperio Español. El archiduque Carlos decide luchar por el trono de España, pero a mitad de la guerra decide abandonar la contienda, para ser coronado Emperador del S.I.R.G., hecho que motiva que en el Tratado de Utrecht se repita lo mismo que al final de la Guerra de los Treinta Años: un nuevo reparto de territorios y fronteras, resultando perjudicada de nuevo España.
Doscientos años después, otra vez, se produce el mismo hecho con los Habsburgo como protagonistas.
En 1914 muere asesinado, por un activista serbio, el heredero del Emperador Francisco, el Archiduque Francisco Fernando de Austria, muerte que prenderá la mecha y dará lugar a la Primera Guerra Mundial. El Imperio Austro-Húngaro es derrotado. El fin de la guerra se firma con el tratado de Versalles, y se establece otra vez un nuevo reparto de territorios y fronteras, además del fin de los Habsburgo. En 1919 se les acabó la fortuna, y del desmembramiento del Imperio Austro-Húngaro nacieron multitud de países.
Las grandes aportaciones de los Habsburgo a la cultura europea son el mecenazgo, por parte de los Austrias españoles, al Renacimiento, mientras que la rama centroeuropea del Imperio Austro-Húngaro se convirtió en mecenas de las artes del Barroco, sobre todo en arquitectura, música, escultura y pintura.
En la segunda mitad del siglo XIX, la fortuna, que durante más de nueve siglos acompañó a los Habsburgo, desaparece. Maximiliano de Habsburgo, invitado por los partidos conservadores mexicanos, fracasa en su intento de instaurar en México un imperio, llegando a costarle la vida. En estos años de convulsiones nacionalistas en Europa los Habsburgo sufren hasta nueve regicidios en la familia. Otra prueba más de que su fin estaba cercano.
El tratado de Versalles no solo puso fin a la I Guerra Mundial, también puso fin al Imperio Austro-Húngaro, y los Habsburgo y su influencia desaparecieron.
Marty Rady pone fin a esta magna obra con una recopilación de 554 notas bibliográficas que aclaran la influencia de los Habsburgo en Europa, y sobre todo da una perspectiva sobre la política de la rama española de los Austrias que permite entender muchas cuestiones del periodo de la Historia de España desde los tiempos de Felipe el Hermoso hasta el final de la Guerra de Secesión Española y el Tratado de Utrecht. Alguna de estas cuestiones continúan, a día de hoy, sin resolver.
El autor termina con una sentencia definitoria de los Habsburgo:
“Durante más de nueve siglos, los Habsburgo engendraron bobalicones y visionarios, aficionados a la magia y la masonería, fanáticos religiosos, monarcas comprometidos con el bienestar de sus pueblos, mecenas de las artes y adalides de la ciencia, y constructores de grandes palacios e iglesias. Algunos miembros de la casa de Habsburgo se entregaron abnegadamente a la paz, mientras que otros se embarcaron en guerras estériles”.
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Autor: Martyn Rady. Título: Los Habsburgo. Editorial: Taurus. Venta: Todostuslibros y Amazon
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