El escritor mexicano Juan Villoro y la española Irene Vallejo elogiaron este sábado el poder salvador de los libros en una «plática» en el Hay Festival de Querétaro en la que destacaron el papel de la lectura como alternativa ante la COVID-19.
«En el confinamiento, si no nos hemos vuelto locos y nos hemos peleado con nuestras parejas, al menos no tanto como podríamos haberlo hecho, es gracias a que tenemos distractores y uno de los más potentes es el libro», aseguró Villoro, premio Herralde de novela, pero más conocido por sus cuentos, crónicas y ensayos.
Durante más de una hora los dos autores conversaron con la periodista Irma Gallo acerca del poder de los libros y reconocieron haber sido salvados por ellos en sus primeros años.
«Viví en la infancia un episodio de acoso escolar, me sentía incomprendida y el salvavidas fueron los libros porque en ellos encontré esperanza. Leí a Stevenson y a Jack London y sentí que esos autores me hubieran comprendido. Aquellos libros me mantuvieron aferrada a la vida«, reveló Vallejo.
La filóloga española, autora de El infinito en un junco, que lleva 18 ediciones y diserta acerca de la historia de los libros, se expresó de manera poética acerca del acto de leer, al afirmar que en la pandemia los lectores son como Quijotes inversos, que conservaron la cordura gracias a los libros.
«Hemos mantenido la cordura con los libros, que nos arrancaron de la oscuridad y nos han permitido viajar. Los libreros aseguran que nuevos lectores se han sumado y es que en situaciones difíciles y catástrofes recurrimos a la lectura y los libros», puntualizó.
Villoro, con varios ensayos publicados sobre autores clásicos y sus libros, reconoció haber sido un lector tardío, salvado alrededor de los 15 años por la obra De perfil, del escritor mexicanos José Agustín, cuyo protagonista y ambiente fueron similares al suyo en aquel momento.
«Me pareció que ese libro me raptaba, me incluía en algo que yo consideraba ajeno. Ese fue mi tardío camino de Damasco para llegar a los libros y darme cuenta de que esos objetos que consideraba hostiles podrían ser mis aliados», confesó.
Villoro y Vallejo pronosticaron que el libro no corre peligro de desaparecer y las versiones electrónicas no significan peligro para las de papel.
«Si algo debemos celebrar del libro es su capacidad de supervivencia, de adaptarse a sociedades cambiantes en momentos históricos distintos y mantener la vida. Decía Umberto Eco que hay escasos objetos que han sobrevivido en miles de años; la rueda, la cuchara, la tijera, y los libros, están entre ellos», observó la española originaria de Zaragoza.
El mexicano Villoro coincidió en que el libro no desaparecerá pero hay que defender su valor.
«No debemos preocuparnos demasiado de las amenazas o anuncios de que el libro va a perecer, pero esto no debe eximirnos de defenderlo. Ha estado amenazado; pensemos en los totalitarismos y en las quemas de libro en China«, señaló.
Los autores hablaron de la necesidad de acercar a los niños a la lectura a través de los afectos. La española confesó que lo bueno de la lectura es que nunca es tarde para iniciarse en ella y habló de la idea de cambiar protagonistas y escenas de los cuentos para hacerlos personalizados a los niños, como forma de crear interés.
«Los niños tienen estímulos digitales grandes, pero nacen con la palabra, les encanta inventar palabras y si las palabras anteceden a los objetos, los libros tendrán un lugar garantizado», agregó Villoro.
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