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5 poemas de Xaime Martínez - Zenda
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5 poemas de Xaime Martínez

Xaime Martínez (Uviéu, 1993) es escritor, filólogo y músico. Es coeditor de la revista de literatura joven Oculta Lit y ha colaborado con medios como PlayGround, Rolling Stone o La Nueva España. Ha publicado en castellano Fuego cruzado (Hiperión, 2014; XVII Premio Poesía Joven Antonio Carvajal) y Cuerpos perdidos en las morgues (Ultramarinos, 2018, Premio...

Xaime Martínez (Uviéu, 1993) es escritor, filólogo y músico. Es coeditor de la revista de literatura joven Oculta Lit y ha colaborado con medios como PlayGround, Rolling Stone o La Nueva España. Ha publicado en castellano Fuego cruzado (Hiperión, 2014; XVII Premio Poesía Joven Antonio Carvajal) y Cuerpos perdidos en las morgues (Ultramarinos, 2018, Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández) y en asturiano Hibernia (Saltadera, 2017; Premiu de la Crítica d’Asturies). Además, ha publicado dos discos junto al grupo La Bande: La llamada del Hombre Ciervo (La Granja Récords, 2015) y Un cadáver exquisito (La Mandorla Mística, 2016). En solitario ha publicado el libro-disco Ósculos d’agua nel Imperiu Asturianu (Araz, 2018).

CUERPOS PERDIDOS EN LAS MORGUES

Solo el terror despierta a los amantes.
Eduardo Lizalde

¿Dónde están esos cuerpos perdidos en las morgues?
¿Y dónde el tibio amor que los compuso?

Me desperté y llorabas
Como una gasa húmeda la noche te envolvía
tal material quirúrgico recién hervido
las horas de la noche te envolvían con su gasa húmeda
y caliente perlada de rocío y tal vez yo
también pero no va de eso el poema
sino:
me desperté y llorabas
y te dije recuerda amor que nos dormimos viendo Penny Dreadful
lo más probable es que esto sea solo
un sueño de los míos
y una mierda
soy yo la que siempre sueña las cosas

Pero da igual el caso es que llorabas
qué nombre le pondremos a este bulto y evitabas mirar
qué te parece bulto Aureliano tumoración nódulo mamario

Te dormiste tú solo como siempre
Perdona no me creo que haya vuelto a pasar eres imbécil no me toques es posible
que no dijeras esto sino algo
más parecido a
Oh can you feel my heartbeat?
Yo te contestaría sí pues la verdad es que puedo
Oh can you feel my heartbeat?
Yo te contestaría alguien cambió los nombres en las fichas
policiales
Oh can you feel my heartbeat?
Yo te contestaría entiendo su preocupación señora pero estamos
atados de pies y manos
Y alguien quizás un productor quizás el guionista aunque lo dudo
montaría después aquella escena en que el maníaco revisa
las firmes ataduras de su víctima
y yo de pronto tomaría el punto
de vista del fanático y tú bueno ya imaginas

Me desperté y llorabas
pero en esta
ocasión tal vez no dijimos nada por un rato
Un abrazo tan solo (El plano se va abriendo / ¿eso es un pene?)

Desconocía que escucharas a Nick Cave te dije al fin
No sé quién es Nick Cave me contestaste
Y entonces me detuve
No sé quién es Nick Caaaaaave

Me desperté otra vez
Me incorporé muy rápido en la cama Sin prender
a luz logré bajar a la cocina Cogí un vaso
Me sacudí aquel sueño como pude

Despierta, dije.

Amor, amor me temo
que han robado nuestros cuerpos.

LOS PENSADORES ENFERMOS

Uns rics convens don tan gran joi atendi,
qe.l seu bel cors baisan rizen descobra
e qe.l remir contra.l lum de la lampa.
Arnaut Daniel

La consigna era clara: vomitar la verdad y después prenderse fuego,
pero Arturo no vio nuestras llamas azules.
Volviendo en el avión, frente al crepúsculo acerado de Avilés, qué parecidos, qué cercanos incluso… Y, sin embargo, ella
recordará las noches que se descomponían
sobre la noche acanalada de Dublín, o no recordará ni siquiera la causa de la muerte.
Eso te preguntabas entonces, y hoy te aseguro
que nunca pensaréis lo mismo y no podréis, desde luego, demostrarlo,
ella recordará el amor aunque lo evite y la culpa aunque odie a la iglesia católica y las noches en que visteis concursos de cocina con el horror de los naufragios lentos,
mientras tú habrás vivido otra historia sutilmente
distinta, una que trata sobre cuerpos perdidos en las morgues públicas
y un hombre muerto que sujeta en su puño el misterio de una bala de oro,
y coincidiréis quizás en una frase
(entonces los abismos o la nada),
pero os separarán
el amor y los cuerpos y una lancha que avanza en silencio entre los cisnes del viejo canal,
un bulto oscuro y la proximidad mental del asesino
y esa noche en que le preguntaste quién cometió el crimen
y ella te miró como si solo tú estuvieras
jugando, como si conocieras las tres cartas (arma, lugar y personaje)
desde el principio, te preguntó
de qué crimen estás hablando
—un silencio entre los dos como una masa de agua que se intuye—
y os separará posiblemente el simulacro de la sexualidad bajo la forma de un culo inmarcesible que sostiene todo el cava de la tierra
y los dos querréis saber cuál de las dos historias es la cierta
y no os atreveréis a mencionarlo en vuestros largos
paseos, en vuestras excursiones largas a la costa,
y acabaréis por lanzaros
sobre el amor, sobre el desierto y el espejo,
sobre esas noches infinitas viendo realities, tocando la penumbra y la desintegración,
acabaréis por lanzaros sobre el fuego de la verdad
que es el único fuego que existe
como dos detectives que nunca pudieron encontrar
el cadáver borroso del maníaco,
o quizá como dos espectadores que contemplan y que fingen
diferentes lunas.

DESPUÉS DE LA CAÍDA

Después de la caída
este furor sagrado no me sirve.

Ha vuelto a irse la luz
y temo que esta vez ya no sabré arregarlo:
el mundo se levanta
como un desierto negro cuando llega la noche.

A veces creo ver a alguno
frente al antiguo bar, o más allá, entre las huertas,
y espero en la ventana hasta que desaparecen…
Después de la caída no es posible el intento.

Quemé tres libros la primera noche.
Luego me arrepentí, y desde entonces
ya solamente sueño con quemarlos
mientras desmonto y limpio la pistola.

Qué hemos de hacer ahora con aquellas
enfermedades que crecieron como plantas exóticas?
De qué valen ahora los tratados
de métrica y de estilo,
aquellas impresoras que temblaban en la noche,
las máquinas para encanutillar originales,
sonrisas y contactos de los editores,
ferias del libro, periodistas culturales?

Estoy solo, y esta prisión del pecho…

Después de ver aquel cortejo extraño
atravesando nuestras tierras
—un hombre y un caballo escuálidos
bajo la sombrarruina de un paraguas—
este furor sagrado suena a hueco;
ridículo, vacío, inadmisible.

Temí perder la vocación, pero ahora pienso
quién la hubiera perdido
y rumio el pensamiento como un coro:
después de la caída y de los muertos,
este furor sagrado no me sirve.

¡Tal vez si consiguiéramos vivir
como los niños juegan sobre un árbol caído!

DEMUESTRA QUE NO ERES UN ROBOT

Vas a creerme, amor, cuando te diga
que alguien ha intercambiado mis recuerdos
con los de un náufrago lustroso de la burguesía catalana?

Te veo hermosa  y quieta,
el sol llenando a los limones de su significado extraño,
burós incestuosos de caoba y Franco y libros lejanísimos, la desesperación
de un padre de familia que vuelve de la muerte para seguir actualizando Windows,
los cables y electrodos que aquel día adornaron mi cerebro…
En serio no lo ves?

Es broma, no me mires así,
pero contempla
la destrucción de los palacios invernales, los caminos tomados por la hierba y ese gesto
que hago cuando toco, tratando de imitar a Paul Simon en Zimbabwe.¿
Así, con la guitarra.
(Créeme que lo intento, no es tan fácil).

Detén tu juicio silencioso, lo suplico, responde a estas preguntas o márchate de aquí:
1. Tú sabes si es amor o sangre eso que nubla nuestros ojos?
2. Qué probabilidades hay de que esto sea un Apocalipsis pop?
3. Los héroes son los gestos de los héroes y todo lo demás ya su derrota.

Alguien ha intercambiado mis recuerdos con un burgués de mierda, pero cómo es posible que yo me haya enterado.
Recuerdo caminar por Varcelona, esta ciudad que amé
como una bestia hermosa, desesperado y lento, y la bad conscience
de Auden y de Biedma se me abría entre los huesos como una flor azul o tal vez solo
como algún motivo literario.

Estás en casa? Sí, siempre estás en casa,
mirándome muy quieta y muy hermosa, apocalíptica, y yo nunca te hice estas preguntas:
1. Hay algo horripilante escondido entre nosotros.
2. Será bastante el pop para salvarme?
3. Pero en mitad del día y de la noche, qué sabremos al fin?
         Nada como tampoco sabe nada
         La rosa que al crepúsculo
         Olvida su color!

Y tanto paraíso para eso. Alguien ha intercambiado mis recuerdos, como pareces
negarte a admitir, pero podré saber qué había antes?
Como la alegoría de algo que no existe tú permaneces quieta.
Estoy seguro a veces de que vas a responderme pero no, estamos unidos
como esferas perfectas en medio de la nada.

1. Qué estoy haciendo mal? De dónde viene este dolor terrible?
2. Es por ser nazi?
3. Lo siento de verdad, solo quería fingir que opino cosas.

Permite que me hunda, te lo ruego.
Estamos tan cansados de demostrarlo todo…

También los robots tienen hermosos sentimientos.

JUNTA DE VALLADOLID

Mas detenido el látigo en su vuelo,
la conquista del mundo habrá de congelarse.

Sanguíneas calles de Valladolid, oro sanguíneo naciendo en tierra de los encomenderos, la teología es una vasija rota o eso gritan, la guerra justa es justa al comienzo del verano o eso gritan,
treinta proposiciones muy jurídicas,
algo vibrando en el principio de las cosas

y pese a todo no habrá resolución posible.

Podrán vibrar los adoquines y las tristes mercancías en las panzas de los barcos y los tratados de derecho internacional y las túnicas negras de los dominicos,
tensos como la cuerda tensa de otro arco,
como la cuerda tensa, el mundo
solo podrá romperse o disparar,
y pese a todo no habrá resolución:
ambos tendrán que ser declarados vencedores.

Retomarán los ánades salvajes
su vuelo como un látigo en la mente del poeta
y la viruela y nuevas epidemias de viruela y el tifus y la gripe y la difteria
devastarán campos y bosques de la América lejana
y un niño nacerá que llevará por nombre Garcilaso el Inca

y alguien preguntará si mereció la pena,
este parar y este detenerse
si mereció la pena ver el mundo desde lejos
con su belleza simple, con su horror colapsado.

Alguien dirá que sí, que estuvo bien.

Y yo seré aquel hombre que te besó en la frente.

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Juan Domingo Aguilar

JUAN DOMINGO AGUILAR (Jaén, 1993). Escritor, comunicador y gestor cultural. Fue director del grupo Viridiana Teatro y coeditor de la revista La Novicia. Sus poemas han sido traducidos al portugués, al inglés, al árabe y al italiano y han aparecido en revistas como El Cultural, Periódico de Poesía de la UNAM, Círculo de Poesía, Buenos Aires Poetry, Anáfora, Elipsis, La Raíz Invertida, Nayagua y programas como Tres en la carretera, Radio3 o Página Dos, TVE. Coordina la sección «Versátiles» en Zenda. Ha publicado La chica de amarillo (Finalista del I Premio de Poesía Esdrújula), Nosotros, tierra de nadie (XXXIII Premio Andaluz de Poesía Villa de Peligros), 2ª Ed. La Castalia, Venezuela, 2020, y anticine (V Premio de Poesía José Ángel Valente). En 2019 obtuvo una beca de la Unesco como creador residente en Óbidos (Portugal). Fue residente de la XVIII promoción de la Fundación Antonio Gala.

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