Ayer, en vez de salir a correr en las horas nocturnas establecidas por el Gobierno en esta nueva normalidad, volví a ver Forrest Gump, gran película protagonizada por Tom Hanks, dirigida por Robert Zemeckis en 1994 y ganadora de seis Oscars. Tierna, compleja, intensa, divertida, la historia de Forrest no envejece. Es un gran recorrido por la historia reciente de los Estados Unidos y por la vida de un personaje singular.
Ahora, por una vez y quizá sin que sirva de precedente, recopilo al mismo tiempo escenas míticas y frases memorables, dos en uno.
Empiezo por cuando Forrest conoce a Jenny:
Otra mítica. Ay, cuando Forrest le dice a Jenny: «Yo no soy muy listo, pero sé lo que es el amor». Robin Wright, también inolvidable en La princesa prometida y como pérfida Claire Underwood en House of Cards, borda el personaje.
La mejor frase, la más vigente y universal, la que ha pasado a la historia, es una frase tan sencilla como certera: «Tonto es el que hace tonterías». Así que no hagas tonterías, amigo, si no quieres que te llamen tonto.
Hablemos ahora de correr, como Murakami. Corramos con Forrest, y como Forrest, si alguien nos persigue. «¡Corre, Forrest! ¡Corre!»
Más carreras. Y más correrías. Esta es para mí, y para muchos corredores, trotadores, runners y otras especies, la escena más mítica de Forrest Gump:
«Aquel día, sin ninguna razón en particular, decidí salir a correr un poco. Corrí hasta el final del camino, y cuando llegué allí pensé que tal vez podía correr hasta el final del pueblo. Y cuando llegué pensé: podría cruzar todo el condado de Greenbow. Y luego pensé: ya que he llegado hasta aquí también podría cruzar el gran estado de Alabama. Y eso hice, cruzar todo el estado de Alabama. Y sin ningún motivo seguí corriendo y llegué hasta el océano. Y cuando llegué allí, pensé: ya que he llegado hasta aquí, podía dar la vuelta y seguir corriendo. Y cuando llegué hasta otro océano, pensé: ya que he llegado hasta aquí, podía volver a dar la vuelta y seguir corriendo. Cuando me cansaba, dormí. Cuando tenía hambre, comía. Cuando tenía que ir al… ya sabe, iba».
«No podían creer que alguien pudiera correr tanto sin ningún motivo especial. Tenía ganas de correr. Bueno, por algún motivo para la gente sí que tenía sentido. Así que tuve compañía. Y después de eso tuvo más compañía. Y después de eso me siguió todavía más gente. Alguien dijo que esto que yo hacía daba esperanzas a la gente… No. ¡No! Yo no sé nada sobre eso…
Mamá siempre decía que tienes que dejar atrás el pasado antes de seguir adelante. Creo que fue por eso que corrí tanto. Había corrido tres años, dos meses, catorce días y dieciséis horas. Estoy muy cansado, creo que me iré a mi casa».
Más frases:
«No sé si todos tenemos un destino o si estamos flotando casualmente como en una brisa».
«—¿Ya encontraste a Jesús, Gump?
—No sabía que se suponía que teníamos que estar buscándolo, señor.»
«—Su hijo es diferente, señora Gump. Su coeficiente intelectual es de setenta y cinco.
—Bien, todos somos diferentes, Sr. Hancock.»
Dejo para el final dos perlas. La sabiduría popular, que no populista, de la madre de Forrest Gump:
«Mamá decía que puedes saber mucho de las personas por los zapatos que usan. A dónde van, en dónde estuvieron».
«Mamá dice que la vida es como una caja de bombones: nunca sabes lo que te va a tocar».
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