Ernesto Cardenal fue un poeta, sacerdote, teólogo, traductor y revolucionario nacido en Granada, Nicaragua, en 1925. Conocido ante todo por su obra poética, fue uno de los más destacados defensores de la Teología de la Liberación en América Latina y Ministro de Cultura del gobierno surgido de la Revolución Sandinista. El 4 de febrero de 1984, en el marco de la Guerra Fría, el papa Juan Pablo II suspendió a divinis del ejercicio del sacerdocio a los sacerdotes Ernesto Cardenal, Fernando Cardenal (hermano del anterior), Miguel D’Escoto y Edgard Parrales, debido a su adscripción a la teología de la liberación y su vinculación con los movimientos populares de izquierdas. El 17 de febrero de 2019, se dio a conocer una carta del papa Francisco a Ernesto Cardenal informándole del levantamiento de esta suspensión impuesta por Juan Pablo II en 1984. Algunos de sus libros más destacados en poesía son Hora 0 (1957), Salmos (1964, reeditado por Trotta en 1998), Oración por Marilyn Monroe y otros poemas (1965), El telescopio en la noche oscura (1993), Antología nueva (1996), Versos del Pluriverso (2005), Pasajero de tránsito (2009) o Cántico cósmico (2012), así como los ensayos Vida en el amor (2010) y Este mundo y otro (2011). Sus memorias se publicaron en tres entregas: Vida perdida (2005), Las ínsulas extrañas (2002) y La revolución perdida (2004). Recibió, entre otros galardones, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2009 o el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2012. Presentamos una selección de textos de su libro Epigramas (1961, reeditado por Trotta en 2001). Falleció en Managua el 1 de marzo de 2020, a los noventa y cinco años.
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Ésta será mi venganza:
Que un día llegue a tus manos el libro de
un poeta famoso
y leas estas líneas que el autor escribió para ti
y tú no lo sepas.
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Me contaron que estabas enamorada de otro
y entonces me fui a mi cuarto
y escribí ese artículo contra el Gobierno
por el que estoy preso.
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Tú que estás orgullosa de mis versos
pero no porque yo los escribí
sino porque los inspiraste tú
y a pesar de que fueron contra ti:
Tú pudiste inspirar mejor poesía.
Tú pudiste inspirar mejor poesía.
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Si tú estás en Nueva York
en Nueva York no hay nadie más
y si no estás en Nueva York
en Nueva York no hay nadie.
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EPITAFIO PARA LA TUMBA DE ADOLFO BÁEZ BONE
Te mataron y no nos dijeron dónde enterraron
tu cuerpo,
pero desde entonces todo el territorio nacional
es tu sepulcro;
o más bien: en cada palmo del territorio nacional
en que no está tu cuerpo, tú resucitaste.
Creyeron que te mataban con una orden de ¡fuego!
Creyeron que te enterraban
y lo que hacían era enterrar una semilla.
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Uno se despierta con cañonazos
en la mañana llena de aviones.
Pareciera que fuera revolución:
pero es el cumpleaños del tirano.
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Las pesadas gotas parecen
pasos subiendo la grada
y el viento golpeando la puerta
una mujer que va a entrar.
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Viniste a visitarme en sueños
pero el vacío que dejaste cuando te fuiste
fue realidad.
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La persona más próxima a mí
eres tú, a la que sin embargo
no veo desde hace tanto tiempo
más que en sueños.
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