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5 poemas del Romanticismo inglés - Zenda
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5 poemas del Romanticismo inglés

Dijo José María Valverde que “los ingleses fueron quienes escribieron la mejor poesía romántica” y, por si alguien quiere comprobarlo por sí mismo, la editorial Austral publica una antología con los grandes nombres de aquella corriente literaria: Wordsworth, Coleridge, Byron, Shelley y Keats. La selección y traducción de las piezas presentes en este volumen corrió...

Dijo José María Valverde que “los ingleses fueron quienes escribieron la mejor poesía romántica” y, por si alguien quiere comprobarlo por sí mismo, la editorial Austral publica una antología con los grandes nombres de aquella corriente literaria: Wordsworth, Coleridge, Byron, Shelley y Keats. La selección y traducción de las piezas presentes en este volumen corrió en su día a cargo de José María Valverde y Leopoldo Panero. En la presente edición se añade un prólogo de Alba Flores.

En Zenda reproducimos cinco poemas de Poetas románticos ingleses (Austral).

***

Los dafodelos

William Wordsworth

(Traducción de Leopoldo Panero)

Erraba en soledad por valle y cumbre,
como flota la nube por los cielos,
cuando vi de repente en muchedumbre
un tropel de dorados dafodelos,
bajo la fronda, junto al agua lisa
del lago azul, bailando entre la brisa.

Continuos cual los astros que en la vía
láctea titilan y arden hondamente,
su indefinida línea se extendía
por la margen de un abra transparente;
mi mirada diez mil de un golpe alcanza,
cabeceando en jubilosa danza.

Cerca el lago danzaba; mas al gozo
del agua el de las flores excedía.
¿Cómo no recibir con alborozo
un poeta tan jocunda compañía?
Miré y miré; mas sin tener conciencia
del gozo atesorado en su presencia.

Pues a menudo, si en mi lecho pierdo
el tiempo en ocio y vida imaginaria,
en íntima visión se abre al recuerdo
la beatitud del alma solitaria,
y de júbilo llenan y de vuelos
de danza, al corazón, los dafodelos.

***

A la Naturaleza

Samuel Taylor Coleridge

(Traducción de José María Valverde)

Cierto que puede ser fantasía si yo
quiero sacar de todas las cosas de este mundo
gozo interior profundo que las ciña apretado;
y rastrear en hojas y flores, que me envuelven,
lecciones de cariño y de piedad sincera.
Sea así: y aunque el ancho mundo resuene en burla
de tal creencia, a mí no me trae temor,
ni me trae dolor, ni perplejidad vana.
Así voy a elevar mi altar entre los campos,
y será el cielo azul mi cúpula policroma,
y la dulce fragancia que da la flor silvestre
será todo el incienso que te ofreceré a Ti,
a ti, mi único Dios, que no despreciarás
ni aun a mí, sacerdote del pobre sacrificio.

***

Ozymandias

Percy Bysshe Shelley

(Traducción de Leopoldo Panero)

Encontré un viajero de comarcas remotas,
que me dijo: «Dos piernas de granito, sin tronco,
yacen en el desierto. Cerca, en la arena, rotas,
las facciones de un rostro duermen… El ceño bronco,

el labio contraído por el desdén, el gesto
imperativo y tenso, del escultor conservan
la penetrante fuerza que al esculpir ha puesto
en su mano la burla del alma que preservan.

Estas palabras solas el pedestal conmina:
«Me llamo Ozymandias, rey de reyes. ¡Aprende
en mi obra, oh poderoso, y al verla desespera!»

Nada más permanece. Y en torno a la ruina
del colosal naufragio, sin límites, se extiende
la arena lisa y sola que en el principio era».

***

Cuando siento temores de acabar de existir

John Keats

(Traducción de José María Valverde)

Cuando siento temores de acabar de existir
antes de que mi pluma espigue mi inventiva
y de que altos montones de libros en sus tipos
guarden, ricos graneros, mi grano bien maduro;

cuando observo en la faz de la noche estrellada,
en nubes, vastos símbolos de sublime aventura,
y pienso que quizá no viva hasta rastrear
sus sombras, con la mágica mano de lo azaroso;

y cuando siento, hermosa criatura de un momento,
que jamás volveré a mirarte otra vez,
jamás a deleitarme en la mágica fuerza

del amor sin pensar…, entonces, a la orilla
del anchuroso mundo, me yergo solo, y pienso,
hasta que Amor y Fama se abisman en la nada.

*** 

Oda sobre una ánfora griega

John Keats

(Traducción de José María Valverde)

I

Tú, novia intacta aún del silencio, adoptiva
hija del lento tiempo y de la paz en calma,
silvestre historiadora, que así puedes contar
un relato florido más dulce que mis versos,
¿qué cuento enguirnaldado de hojas tu forma anima
con dioses o mortales, o unos y otros, en Tempe
o en los valles de Arcadia? ¿Qué hombres o dioses son
éstos? ¿y qué doncellas esquivas? ¿Y qué loco
perseguir? ¿Y qué lucha para escapar? ¿Qué son
estas flautas y sistros? ¿Y este éxtasis tan loco?

II

La melodía oída es dulce, pero más
dulces son las no oídas; sonad, pues, suaves flautas,
no al oído sensual, sino, más apreciadas,
tocad para el espíritu melodías sin tonos;
bello joven, entre árboles, nunca puedes dejar
tu canto, y nunca pueden perder su hoja los árboles;
osado Enamorado, nunca podrás besar,
aunque casi en la meta, pero no lo lamentes;
ella no se ajará aunque sigas sin dicha;
siempre has de amarla, y ella siempre seguirá bella.

III

Felices ramas, nunca se podrán desprender
de vosotras las hojas, en primavera siempre;
y, feliz melodista, incansable, sin fin
entonando en tu flauta siempre nuevas canciones:
¡aún más feliz amor, amor aún más feliz,
siempre cálido, y siempre de su gozo en espera;
jadeando sin tregua y para siempre joven;
todos hacia la altura su pasión exhalando,
que deja el corazón de alta pena atascado,
con una frente ardiente y una lengua reseca!

IV

¿Quiénes son los que vienen al sacrificio? ¿A cuál
verde altar, sacerdote misterioso, conduces
la ternera que muge hacia el cielo, adornados
con guirnaldas sus flancos sedeños? ¿Qué pequeña
ciudad junto a la orilla del mar o junto a un río,
o alzada, con pacífica ciudadela, en un monte,
se vació de su gente esta piadosa aurora?
Tú, pequeña ciudad; tus calles para siempre
estarán silenciosas, y ni un alma que cuente
por qué estás desolada, puede volver jamás.

V

¡Ática forma! ¡Hermosas actitudes! De raza
marmórea, de doncellas y de hombres rebosante,
con sus ramas del bosque y sus juncos hollados;
tú, forma silenciosa, del pensar nos arrancas,
como la eternidad: ¡oh fría pastoral!
Cuando la vejez gaste esta generación
tú quedarás entre otros dolores que los nuestros,
amiga de los hombres, diciéndoles: «Belleza
es verdad, y verdad es belleza»: tan sólo
sabéis eso en la tierra, sin necesitar más.

—————————————

Autor: VV.AA. Título: Poetas románticos ingleses. Editorial: Austral. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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Laura di Verso

Leo poesía, con o sin rima. Y me gusta que me cuenten cuentos. Frecuento las redes, poco, desde marzo de 2020, como @lauradiverso.

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Rafael
9 meses hace

Hermosos versos. Una gran poeta Keats.

Francisco
Francisco
8 meses hace

Magnífica traducción la de Lorenzo Oliván.

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