Durante los meses más duros de la pandemia, Alejandro López Andrada se bloqueó. Se sintió incapaz de escribir una sola línea y, necesitado de un cambio de aires, se mudó al campo, donde al fin recuperó el aliento literario y donde pudo construir las piezas que componen Va oscureciendo, un poemario que es la manifestación lírica del sufrimiento que provocó en todos nosotros el maldito covid-19. De ahí que mereciera el XIV Premio de Poesía Claudio Rodríguez.
En Zenda reproducimos cinco poemas de Va oscureciendo (Hiperión), de Alejandro López Andrada.
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ÓSMOSIS
Después de la llovizna, cuando el sol
te abraza en los raíles abandonados
por la desidia,
tras la estación del tren,
la tierra se desnuda con amor,
se torna certidumbre, receptáculo.
Agrada recibirla en soledad:
volver para quedarse en ella horas,
o quizá días,
y respirar lo amado, la tenue humanidad
de lo sencillo
que hace que ahora, en medio del vacío,
te sientas nube, luz,
jilguero, arcilla, oruga que labora bajo un árbol.
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FÓSFOROS
Hemos aceptado nuestra levedad,
lo que en esencia somos: diminutos fósforos ardiendo
en medio del vacío
que siembra en una ermita la penumbra.
La vida cruza rauda
ante nosotros. Nuestros recuerdos ruedan como uvas
sobre un mantel de hule. Nada somos. Hemos aceptado
nuestra levedad
para acercarnos hoy, bajo la lluvia,
a conectar con nuestra raíz, lo que ayer fuimos,
y a ofrendar amor, ternura e incertidumbre
a los ausentes, dejando crisantemos en una tumba.
***
LA HOJARASCA
Una emoción de hojas vespertinas
susurra a nuestro paso,
un eco añil
de húmedos murmullos que se alargan
y se resisten a desaparecer. Los nidos cuelgan
dulces como cestos
en la techumbre informe de las ramas.
Tu voz va conduciéndome en el bosque.
Por los caminos grises
nadie pasa. Vamos cruzando solos la espesura,
uncido el uno al otro,
como niños, pisando emocionados la hojarasca.
***
OFRENDA
Ante un pequeño nicho descombrado
hay una anciana
puesta de rodillas. Un aura de dormida santidad
flota en sus ojos
desangelados y rotos por décadas de ausencia y desamparo.
Su hijo y su marido fallecieron
en una galería de carbón hace cincuenta años. Hace diez mil
amaneceres que ella anocheció
y entró en la soledad para habitarla.
Hoy reza absorta, ajena a mi mirada. Un alirrojo salta
entre las ramas sinuosas de un espino: el resplandor
del mediodía arde en su garganta de seda
y limonita. Lo contemplo
con la delicadeza y el amor que merece su silbo nemoroso,
mientras la anciana sigue arrodillada
sellando con su bisbiseo liviano el peso de este instante
en que se anudan la soledad y la muerte bajo el sol.
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COMO EN LA ADOLESCENCIA
He cruzado contigo al otro lado,
donde la yedra sueña
entre los juncos y elevan las moreras su sigilo
de ancianas con artritis. Cae la lluvia
de un modo imperceptible,
lacerando los labios del otoño. Entre la bruma
se eleva el arco iris coronando,
como en la adolescencia, una espesura
de lirios y espadañas. Frente a mí, curvándote despacio,
te desnudas delante de la casa derrumbada,
entre las madreselvas, donde nunca
creció el silencio,
y ahora nos vigilan las voces, las miradas de otra edad,
los miedos de la infancia. Me preguntas
si aún vuelan golondrinas en mi interior,
si hay ascuas de horizonte aquí, en mi nuca,
mientras te inclinas
encima de mi cuerpo, como en la adolescencia,
igual que entonces, bajo el cobijo añil de la penumbra.
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Autor: Alejandro López Andrada. Título: Va oscureciendo. Editorial: Hiperión. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
Alejandro López Andrada (Villanueva del Duque, Córdoba, 1957) es autor de una veintena de poemarios, entre los que destacan títulos como El cazador de luciérnagas, La tierra en sombra, Las voces derrotadas (2011), El horizonte hundido (2017) y Parte de ausencias (2022), los tres últimos publicados por Hiperión, habiendo obtenido entre otros los premios “Rafael Alberti”, “Fray Luis de León”, “Ciudad de Salamanca” y “Andalucía de la Crítica”.
También ha publicado diez novelas: una de ellas, El libro de las aguas, fue llevada al cine por Antonio Giménez-Rico y la más reciente, Los perros de la eternidad (2016), obtuvo el “XXXII Premio Jaén de Novela”. Ceñida a la magia de la Naturaleza y al mundo rural, según Antonio Colinas, la obra lírica de López Andrada supone un hito en la poesía española de las últimas décadas. En su nuevo poemario, Va oscureciendo, el autor cordobés nos dibuja seres y escenas familiares, tras el duro confinamiento de la pandemia, a través de unos versos de aroma campesino y aliento romántico, en un tono emotivo, sutil, conmovedor.
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