Cátedra acaba de publicar una antología, editada por Pedro Ruiz Pérez, que permite al lector hacerse una idea del desarrollo que la poesía española tuvo entre los siglos XVI y XVII, esto es, entre Garcilaso de la Vega y sor Juana Inés de la Cruz. Dos centurias de versos en los que abundó el soneto, sin por ello despreciar otras formas de expresión como la canción, el romance, la oda y, entre otros, la silva.
En Zenda ofrecemos cinco poemas presentes en Poesía de los siglos XVI y XVII (Cátedra).
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SONETO
Salid, lágrimas mías, ya cansadas
de estar en mi paciencia detenidas,
y, siendo por mis pechos esparcidas,
serán mis penas tristes mitigadas.
De mil suspiros vais acompañadas
y por tan gran razón seréis vertidas,
que, si mi vida dura por mil vidas,
jamás espero veros acabadas.
Y, si después, llegado el final día
do por la muerte dejaré de haberos,
hallase algún [lugar] mi fantasía,
la alma, que aun en la muerte ha de quereros,
a solas sin el cuerpo lloraría
lo que en la vida ha llorado sin moveros.
Diego Hurtado de Mendoza
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DE LA BREVEDAD ENGAÑOSA DE LA VIDA
Menos solicitó veloz saeta
destinada señal, que mordió aguda;
agonal carro en la arena muda
no coronó con más silencio meta
que presurosa corre, que secreta
a su fin nuestra edad. A quien lo duda,
fiera que sea de razón desnuda,
cada sol repetido es un cometa.
Confiésalo Cartago, ¿y tú lo ignoras?
Peligro corres, Licio, si porfías
en seguir sombras y abrazar engaños.
Mal te perdonarán a ti las horas,
las horas que limando están los días,
los días que royendo están los años.
Luis de Góngora
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A UN PRETENDIENTE
Pues das, Marcio, en pretender
bienes que apenas lo son,
porque de nuestra opinión
sola reciben el ser,
dile si tendrá poder,
aunque ande con la fortuna,
para causar gloria alguna
donde a la humana salud
pusieron el ataúd
tan arrimado a la cuna.
Bartolomé Leonardo de Argensola
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[SONETO]
Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, y ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;
arder como la vela y consumirse,
haciendo torres sobre tierna arena;
caer de un cielo, y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;
hablar entre las mudas soledades,
pedir prestada sobre fe paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;
creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma, y en la vida infierno.
Félix Lope de Vega Carpio
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LETRA PARA CANTAR
Afuera, afuera, ansias mías;
no el respeto os embarace,
que es lisonja de la pena
perder el miedo a los males.
Salga el dolor a las voces
si quiere mostrar lo grande,
y acredite lo insufrible
con no poder ocultarse.
Salgan signos a la boca
de lo que el corazón arde,
que nadie creerá el incendio
si el humo no da señales.
No a impedir el grito sea
el miramiento bastante,
que no es muy valiente el preso
que no quebranta la cárcel.
El que su cuidado estima
sus sentimientos no calle,
que es agravio del motivo
no hacer del dolor alarde.
Mayor es que yo mi pena,
y, esto supuesto, más fácil
será que ella a mí me venza
que no que yo en ella mande.
Sor Juana Inés de la Cruz
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Autores: Pedro Ruiz Pérez (ed.). Título: Poesía de los siglos XVI y XVII. Editorial: Cátedra. Venta: Todos tus libros.
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