La otra bestia campa a sus anchas en este primer libro compuesto por unos textos desnudos y feroces que se mueven en zonas profundas y peligrosas. Y deja marca como el zarpazo de un gran felino. Ana Rujas lo ve todo, lo padece todo, la verdad le rebosa; afortunadamente puede convertirlo todo en palabras configurando una crónica emocional intensa a través de confesiones íntimas donde el surrealismo es parte de la cotidianidad. La criatura que habita dentro de Ana Rujas, la que te mira detrás de sus ojos, con voz ronca y cuchillo en los dientes es la que se nos muestra en este encuentro narrativo lleno de crudeza. La ficción, el teatro y la literatura se entremezclan con una poesía llena de fluidez creativa. Huellas de otros escritores y poetas se vislumbran en una bestia imperfecta que porta la piel de un toro y no pierde energías por gustarte, un laberinto de setos del que nunca te apetece encontrar la salida.
Zenda comparte cinco poemas de La otra bestia, de Ana Rujas (Aguilar).
***
# 97
Tan alto.
Tan todo.
La mano de Dios.
Ahí estaba, en mi entrepierna.
Amor ciego.
De óxido y hueso.
Te asustan.
Un profeta.
El fuego fatuo.
María ha hecho un pacto con Dios.
(María intenta retomar su vida después de salir de la cárcel, pero se
ha quedado sola. Ahora la gente la tratará distinto)
***
F É
Salvaje intensa auténtica felina.
Estás con un gato, y si quieres otra cosa, cómprate un perro.
Cartas buenas, yo no tenía, pero las hice mejores.
Acabo de inventar un personaje.
Tengo fe.
Mi arma secreta: todo tiene el sentido que tiene que tener.
Dejarte cumplir con tu destino.
Si tú confías en que yo soy un canal para que salga energía y
fuerza como si fuera un almendro, eso me puede dar
tranquilidad.
Regar para que la cosa vaya para adelante.
Me la suda.
Nadie me puede joder.
Tengo una musa de las artes que me ha cogido bajo su hospicio.
Verdes con Naranja.
Azules con morados.
Rojos con marrones.
***
10.
Estoy
en ese momento tan frágil,
tan en la cuerda,
que me cuesta reconocer que pueda caer en picado
y dividirme por completo.
Mi corazón
está
fragmentado.
Cógelo,
lo tienes en tu bolsillo.
***
Perazzi
Madrid, agosto del 2020.
He dejado de entender la realidad mortal.
Todas las palabras que se me ocurren tienen nombre
de escopeta.
Besos por caladas.
Me sigo alquilando para paseos en lancha por Venezia.
Paseos por belleza.
Caladas por amor.
Voy a contribuir moralmente a donar dinero desde mi iPhone 11.
Luego publicaré algo deshonesto en Instagram,
y haré una meditación guiada.
Menos sola.
Pero más vacía.
Tengo ganas de abrazaros, seáis quienes seáis.
Más amor.
Menos sola.
***
50 cc
«La gente de barrio se casa por amor,
con mucha dignidad,
y belleza humana».
Siempre me pregunto: ¿qué siento en mi barrio?
Amor y asco.
Del barrio nunca sales intacto;
nunca sales,
llevas su sello en el cuore.
Nacemos con unas pipas debajo del brazo,
y unas palmadas en las espaldas.
Cuando pienso en el barrio, lo mismo me vienen imágenes
de mis amigas, cuando éramos inocentes,
que me viene la imagen de una paloma
comiéndose a otra paloma.
(Quizás, la gente de barrio
nunca fuimos inocentes del todo).
En el barrio, el orden se derrumba
en los parques con las litronas,
el honor en las esquinas
y los besos en portales.
Teníamos mucho morro,
y muy buena cara.
El deshonor comienza
al salir de tu barrio;
tu barrio es el más peligroso
pero en el que te sientes más a salvo.
Me pasé los 15 oliendo a gasolina
de la moto de 50 cc,
porque las motos te pasan de cerca,
y así, te metes las primeras hostias
demasiado pronto, con el vecino
que llevaba la moto de 50 cc,
y te espabilas demasiado rápido.
Porque luego, desgraciadamente,
todo se vuelve más light.
Yo crecí con declaraciones en las paredes,
no en los folios.
También crecí con las motos
y los vecinos, a los que nunca te agarras,
esperando a que pasen las primaveras,
que nunca llegan lo suficientemente pronto
y luego ya es demasiado tarde.
La gente de barrio
no se revuelve en su propio fracaso,
pues tienen la costumbre de escalar rápido
para no caerse.
La lealtad de barrio, yo la sellé con sangre
en el callejón del Trote.
Y las amigas se convirtieron en primas.
‘Prima’ es a ‘sangre’,
lo que, en México, ‘amigo’ es a ‘carnalito’.
Te llamas prima,
porque es tu ‘sangre’,
No es una palabra vulgar;
es una palabra noble.
«¡Prima, en el barrio siempre se te quiso!».
Eso decían, cuando volví.
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Autora: Ana Rujas. Título: La otra bestia. Editorial: Aguilar. Venta: Todos tus libros.
BIO
ANA RUJAS GUERRERO (Madrid, 1989) es actriz y autora de teatro, cine y televisión. Como guionista y creadora de la idea original, ha escrito la serie Cardo con Claudia Costafreda (producida por Suma Content, dos temporadas, 2021-23), recibiendo un doble galardón en los Premios Feroz ’22 (premio a la Mejor Actriz Protagonista y a la Mejor Serie Dramática, categoría en la que también obtuvo el Premio Ondas). Como dramaturga, ha escrito junto a Bárbara Mestanza la obra La mujer más fea del mundo (estrenada en el Pavón Teatro Kamikaze, 2019), y es también co-autora de la pieza ¿Qué sabes tú de mis tristezas? (2018).
En contexto editorial, ha escrito para Lucía Carballal el epílogo de Los pálidos (La Uña Rota, 2023). Ahora presenta La otra bestia, su primer libro que es una ingeniosa recopilación de textos que exploran los pensamientos, las emociones y las reflexiones más profundas y sensibles de su alter ego más salvaje.
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