Antonio Carreño reivindica a través de una escritura brillante y de golpe de efecto la importancia del segundo plano, la épica de la derrota, la grandeza de los actores secundarios y de los perdedores. Porque aprender a volar exige muchas horas de suelo.
Zenda adelanta cinco poemas de su segundo poemario, Besar la lona (Aguilar).
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El chiste
¿Conocéis ese chiste? El del hombre que va al médico y le dice:
—Si me toco el brazo, me duele; si me toco la rodilla, me duele; si me toco la cabeza, me duele.
Y el médico le responde:
—Usted tiene el dedo roto.
Hoy me he sentido un poco así cuando me ha dolido esa canción, cuando me ha dolido ver el edificio de oficinas de tu empresa, cuando me ha dolido ver un coche como el tuyo.
Y qué culpa tendrán la canción y el edificio y el coche, si el que estaba roto era yo.
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No conforme
En las rupturas amorosas siempre firmo «no conforme».
Me reservo así mi derecho a emprender acciones poéticas.
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Atacama
Te oía como quien oye llover.
No me malinterpretes:
habito un desierto.
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Usted está aquí
Te detuviste en el cartel de la entrada al museo.
—Usted está aquí —dijiste señalando el punto rojo.
Te agarré la mano y la puse en mi pecho.
—Usted está aquí —repetí.
Sonreíste, me llamaste idiota y te perdiste entre las galerías.
Yo te miraba desde lejos mientras examinabas cada cuadro.
—¿Cuánto tiempo hay que quedarse observando una obra de arte? —preguntaste.
—Si tú quieres, toda la vida.
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El bar
Apuré la cerveza mirando aquel cartel:
«Hoy no se fía, mañana sí».
Pocas frases he visto tan reveladoras, pensé.
El futuro no existe.
Después, como siempre, me contradije:
—Ponme la penúltima.
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Autor: Antonio Carreño. Título: Besar la lona. Editorial: Aguilar. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
BIO
Antonio Carreño López (Alicante, 1986). Al igual que Joan Manuel Serrat, yo también nací en el Mediterráneo, aunque 15685 días después. Supongo que siempre llego tarde a los lugares en los que no me esperan.
Me licencié en Veterinaria, aunque la vida siempre insiste en cambiar los planes. Lo compatibilizo con vivir, leer y escribir. Y procuro no saltarme ese orden.
Tengo un libro que se llama Y cosas que me callo (2019), algunas colaboraciones y una frase viral en la que nunca me mencionan y que suelen atribuir a Benedetti, Sabina o al libro de El Principito: «Aprender a volar exige muchas horas de suelo». Como nunca pensé en publicar un libro, aquí tienes el segundo. La vida, ya sabes, insistiendo siempre en cambiar los planes.
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