Rocío Cerón es una poeta y artista nacida en Ciudad de México en 1972. Su obra investiga las formas de construcción de la memoria, sus vacilaciones, la suspensión de sentidos (para crear otros sentidos) y el desplazamiento como territorios de choque para crear piezas transmediales. Ha lanzado los álbumes de poesía sonora Speculari (2023), Miiuni (2022) y Sonic Bubbles (2020) y ha publicado los libros de poesía Simultáneo sucesivo (2022), Divisible corpóreo (2022), Spectio (2019), Materia oscura (2018), Borealis (2016), Nudo vortex (2015), Diorama (2012) y Basalto (2022), entre otros. Diorama fue traducido por Anna Rosenwong y ganó el Best Translated Book Award 2015, otorgado por la Universidad de Rochester (Estados Unidos). También ha sido galardonada con el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2000 (México) y el Premio See America Travel Award 2005 (Estados Unidos). Sus poemas han sido traducidos al inglés y a diversos idiomas europeos. En 2021 fue una de las 25 artistas seleccionadas para la Bienal de Fotografía del Centro de la Imagen en México. En 2022 recibió las Residencias Córdoba-Ciudad de las Ideas de la Fundación Artdecor y el Ayuntamiento de Córdoba (España), del Centro de Investigación, Innovación y Desarrollo de las Artes (Monterrey, México) y la Residencia Artística Artes y Cultura del TEC (Región Centro Sur, TEC Qro-MUI Puebla) “Atentar contra los códigos” para desarrollar proyectos de poesía sonora y performática para intervención en espacios públicos. Desde 2010 forma parte del Sistema Nacional de Creadores de Arte de México (SNCA). Sigue su proceso creativo en www.instagram.com/laobservante/. Presentamos una selección de fragmentos de Speculari. Vestigios futuros del lenguaje.
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I.
Escritura sobre otra escritura, y otra. Superposiciones. Se dice lo sutil para que el entramado —código— se abra en flor: fuego y secuencia: desnudo el mensaje en millones de esquirlas de tiempo. Olfato y rastreo. La cueva es un futuro de pupila digital: ondas eléctricas surcando olas plásticas, neurales. Todo avanza y regresa. Todo regreso es avance. Transformación del paisaje-memoria y sus líneas nebulosas en gota incierta de vida humana.
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II.
Develaciones, surcos en la hendidura de un pliegue de materia oscura: las historias de los cuerpos y sus prótesis-objetos. Eso llamado rostro. Escenario de pivotes accionados: una muerte, un nacimiento: un cuerpo situado, un entre: voz que comienza a moverse: inicia el habla, el hablante. En el paso del aire, en la garganta, el pasado timbra: escenarios y encuadres para vivir entre lo pixelar y lo gaseoso. Nombrar, bajo capas de sedimentos de lenguajes, para tocar el mundo del futuro en el futuro.
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III.
Como en todo presentimiento oscuro, hay algo de un tránsito y una fe. Lo que está aquí ya se proyecta en el futuro y es ese futuro. Memoria: territorio al que se vuelve como canto, edificación verbal. El poema es una línea enhebrada: arqueologías del presente y del pasado hacia posibles futuros. Recuerdo que recuerdo ese recuerdo: percepción que agudiza el tránsito: se escribe de ida y vuelta desde el pasado al presente, desde el futuro al pasado: del centro a la periferia, y viceversa, aunque las inmediaciones, o los tiempos simultáneos, sean día a día más translúcidos.
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IV.
El poema —las voces—: cueva paleolítica, numen mitocondrial expandido, fosa de lodo hirviente, fresno y oleaje, corteza cingulada que irradia expansiones del vórtice polar, ventiscas alrededor del ártico donde habitan una osa láctea y una niña de cabellera áurica. Glitter de flor violácea que mana desde la glotis. Desaprender(se): ingreso en la marea inicial para deshilar y cortar, rehilar o corte de tajo (lo que le sea necesario a las metamorfosis) para hallar el núcleo —dermis— del tiempo ritual.
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V
Desde el intestino grueso, improvisaciones. Camuflaje y simulación devienen realidades. Descenso al corazón del tiempo. El movimiento de dos cuerpos deviene lenguaje vivo, espacios de ensayo y acierto. Tiempo interior donde se intuye la posibilidad de afincar territorios de sedimento y expansión. Imágenes semánticas desde la piel. Niebla disipada en tonalidades cromáticas que surgen desde músculos: hábito que hace silbar, en líneas, al viento. Arde el pecho entre el silbo de un corazón y otro. Residuos. Vestigios. Íntimo contacto entre pensamiento y cuerpo. Soplo. Aire vivo que sostiene una idea-arboladura de tintes rojinegros. De una boca a otra boca, una habitación, ciudad, continente, espacio sideral: alientos que aspiran a un futuro que insiste en futuro. Escritura sobre otra escritura. Superposiciones. Escritura en aire, vuelco aural —silencio— de un pulso compartido que se torna mundo.
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