Hasta ahora, conocíamos a Ignacio del Valle por su obra narrativa. Pero el escritor asturiano nos sorprende de pronto con un primer poemario: Explicaciones no perdidas. Como ha dicho Alejandro Céspedes, estamos ante un libro que nos recuerda que “la poesía, la verdadera, fluye de la oscuridad, vive en lo turbio, no tolera hábitats transparentes y puros, pues se vuelve invisible entre lo cristalino’.
En Zenda, ofrecemos cuatro poemas de Explicaciones no pedidas (Azimut), de Ignacio del Valle.
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PENN STATION
A la gente se les conoce por los detalles
que pesan infinito en las balanzas
Ronkonkoma, Central Islip
Ponen los cincos sentidos en el agua mineral
o en la música de sus teléfonos
rascando el sentido a los actos siempre idénticos
cotidianos
Brentwood, Dear Park
Hay poca extravagancia en su determinación
existe gente que no necesita hacer tantas preguntas para vivir
aunque a alguno se le nota que querría quemar el mundo
si tuviera un rayo láser en los ojos
Wyandach, Pinelawn
Intermitentes crisis coronarias entretienen el tránsito
incluso algún viajero duda de la idea que tiene de sí mismo
pero en general hay ciertas normas sobre no enloquecer fuera
/de horario.
Farmingdale, Bethpage
Vagones helados, humeantes vasos de cartón
restos de nieve entre los asientos, andenes con viento
cementerios americanos de lápidas encastradas
en el césped tierno, llenos de gente pensando
cómo querrían ser recordados
Hicksville, Mineola.
Sólo un poco de lascivia
en los anuncios de estrellas del rock adolescentes
da recibo perplejo de una aparente evidencia del mundo.
La mentira (o el solipsismo)
les permitirá seguir vivos
girar la cabeza para seguir alguna estela de perfume
Jamaica, Woodside.
Ya. La aguja de piedra.
Al fondo.
Penn Station.
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MÍSTICA PARA PRINCIPIANTES
Los paisajes nos toleran
las culturas nos permiten verlas como desde un palco
comentado esto o aquello
con despreocupada voluptuosidad.
El viaje, con sus ritos de chekin, tabletas fuera del equipaje de mano
descalzarse los zapatos, café o té, apaguen sus aparatos electrónicos,
suban la mesa de su asiento, estamos iniciando el descenso
nos transporta a otros códigos, Tokio, Belgrado, Casablanca.
En cada uno creemos sacudir nuestra conciencia
aunque caminemos como animales domesticados
sin saber ni qué ni a quién buscamos.
Manoseamos figurillas en sórdidas trastiendas
buscamos un precio fijo
cuando allí lo que se lleva es el regateo
nos consienten, nos envidian
nos desprecian, nos temen
sufrimos alguna perturbación gastrointestinal
nos sorprende lo pronto que las niñas se quedan embarazadas
lo adultos que parecen los niños cuando piden
visitamos trozos de antiguos dioses menores
dichosos y espontáneos
fechas, nombres, jerarquías
no sabe uno a veces en qué ocupar el tiempo
entre ruina y ruina
continuamos perdidos, sin criterio
no, el paisaje no necesita nuestras palabras, ni nuestras miradas
ni nuestra emoción genuina.
Al cabo de la jornada,
con los pies en alto sobre una silla
la única iluminación cierta
es una cerveza bien helada.
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EXISTENCIAL II
Como ese sigilo
con que cae la nieve.
Como el corazón de un colibrí.
Como la palabra secreta
que un Tycoon pronuncia
en su lecho de muerte.
Como el viento que agita el flequillo de un espíritu
en el Orpheo de Cocteau.
Como una raya blanquísima de cocaína.
Como ver completa una película porno.
Como los soliloquios de Rust Cohle en True Detective.
Como un vértice geodésico a catorce kilómetros de distancia de otro
/vértice geodésico a catorce kilómetros de distancia de otro vértice
geodésico.
Como una quema de brujas.
Como un poeta menor.
Como un par de zapatos nuevos, relucientes
que nunca serán usados.
Como una burbuja de aire en la corriente sanguínea
acercándose al corazón.
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EXPLICACIONES NO PEDIDAS
Las explicaciones no pedidas
se van acumulando
una pila que te debilita
y se inclina
sin alternativa.
Las explicaciones no pedidas
permanecen herrumbrándose
como un vagón vacío
en una vía secundaria, silenciosa.
Las explicaciones
(no pedidas)
gimen como un cachorro en un saco
a punto de ser arrojado
se cuartean como viejos carteles en las paredes
acaban siempre en el oído equivocado.
Las explicaciones no pedidas
se ajustan a la boca como una mordaza
se llevan la mitad de tu vida
crepitan y se retuercen
como un cable de alta tensión
a la intemperie.
Las explicaciones no pedidas
te dejan mirando fijamente el techo
desangrándote
mientras
lentamente
rompen filas.
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Autor: Ignacio del Valle. Título: Explicaciones no pedidas. Editorial: Azimut. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
BIO
Ignacio del Valle (Oviedo, 1971) es autor de la serie de suspense histórico protagonizada por Arturo Andrade (El arte de matar dragones, El tiempo de los emperadores extraños, Los demonios de Berlín, Soles negros y Cuando giran los muertos). Asimismo, ha escrito las novelas De donde vienen las olas, El abrazo del boxeador, Cómo el amor no transformó el mundo, Busca mi rostro, Índigo mar, Coronado y el libro de relatos Caminando sobre las aguas. Además, mantiene todos los lunes una tribuna de opinión en el diario El Comercio, y colabora con El Viajero de El País, entre otras publicaciones. Y, desde 2010, dirige la sección cultural Afinando los sentidos en La Brújula de Asturias, Onda Cero Radio.
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