Elvira Hernández es una poeta, ensayista y crítica literaria nacida en Lebu, Chile, en 1951, con el nombre de María Teresa Adriazola. Dentro de su obra poética sobresale su trabajo La bandera de Chile, un diario de reflexiones poéticas sobre Chile y sus emblemas, escrito en 1981. Las copias mimeografiadas de esta obra que circularon en forma clandestina durante los años de la dictadura la convirtieron en un icono de la resistencia. Entre sus libros destacan: ¡Arre! Halley ¡Arre! (1986), Meditaciones físicas por un hombre que se fue (1987), Carta de Viaje (1989), La bandera de Chile (1991), El orden de los días (1991), Santiago Waria (1992), Álbum de Valparaíso (2003), Cuaderno de deportes (2010) o Pájaros desde mi ventana (2018). En paralelo a su obra poética, Elvira Hernández ha desarrollado una considerable labor crítica, generalmente firmada con su nombre real. Como Teresa Adriasola editó en conjunto con Verónica Zondek la muestra poética Cartas al azar (1990) y escribió junto a la poeta Soledad Fariña el trabajo Merodeos en torno a la obra poética de Juan Luis Martínez, recopilación de artículos críticos y ensayos sobre la obra del autor de La nueva novela. En 2016 la editorial Lumen publicó la antología poética El trabajo y los días. Obtuvo el año 2018 el Premio Nacional de Poesía Jorge Teiller y en 2019 el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en reconocimiento a su trayectoria y su obra.
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Come moscas cuando tiene hambre la Bandera de Chile
en boca cerrada no entran balas
se calla
allá arriba en su mástil
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La Bandera de Chile es usada de mordaza
y por eso seguramente por eso
nadie dice nada
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Llanterío
No es por un cadáver exquisito que
me restriego los ojos
ni por la mejor filosofía que asisto
a los cenáculos de los Quitapenas
Para qué sacar cuentas
Voy como Alicia en Las Ciudades
Tu esqueleto es un pez devorado cuyas espinas
se sacan de los dientes
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Primavera
florecen las tinieblas más que nunca
y donde sea sabemos que es
la única luz
florece todo lo que tiene que florecer
son ciudades premeditadas y
sin salida
florecen una vez más nieves de antaño
para decir en nuestras caras
nada nos hacemos.
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Restos
¿Encontraremos los pelos de la vergüenza
las escamas óseas de una verdad agrietada
la vértebra de nuestra historia?
¿Estará en algún lugar del territorio
la mano de la justicia o solo seremos pasto
y gente que escobilla sus trajes?
¿Algo de valientes plaquetas quedará
en la sangre fresca –algunas palabras–
o solo seremos pala de sepultureros?
Los niños corren en busca del Tesoro Escondido
de su Pasado.
¿Los detendremos?
Sí.
Los arrojaron al mar
Y no cayeron al mar
Cayeron sobre nosotros.
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No todo lo que vuela
No todo lo que vuela
es pájaro.
A veces lo que piensas
alcanza una pequeña altura.
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Víspera de Navidad
Esta mañana
con la luz matutina
la tarabilla ha llegado
a golpear la ventana occidental.
Todavía creemos en los signos
Y nos internamos en el día
expectante.
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34,2º Celsius
Siento el chivateo de las gaviotas
como si las fueran a carnear
o como si se hubiesen robado
los efectos especiales de Hitchcock.
Son los espejismos.
No logro imaginar dónde
mapean su chapuzón
en esta tierra que se reseca.
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En una gota de agua
En una gota de agua
los pájaros se sacian
se refrescan
se miran.
Debemos transformarnos
se dicen.
Alguna vez fuimos dinosaurios.
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Aves de paso
Sí. Eso somos
Pero nos hemos acostumbrado
a comportarnos como monumentos.
Y así nos va
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