Foto: Elisa Alaya
Amalia Bautista una poeta nacida en Madrid en 1962. Es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense. Ha publicado libros como Cárcel de amor (Renacimiento, 1988), Cuéntamelo otra vez (La Veleta, 1999), Hilos de seda (Renacimiento, 2003), Estoy ausente (Pre-Textos, 2004), Pecados (en colaboración con Alberto Porlan; El Gaviero, 2005), Tres deseos. Poesía reunida (Renacimiento, 2006; segunda edición, 2010), Roto Madrid (con fotografías de José del Río Mons; Renacimiento, 2008), Falsa pimienta (Renacimiento, 2013) y el libro de poesía infantil Floricela (La Bella Varsovia, 2019). Poemas suyos han aparecido en diversas revistas y antologías y han sido traducidos a varias lenguas. Sus libros han sido publicados en Portugal por la editorial Averno. Fue responsable de la edición de la antología Juegos de inteligencia (Renacimiento, 2011) de la poeta mexicana Rosario Castellanos. Presentamos una selección de seis textos de su último libro publicado, Azul el agua (La Bella Varsovia, 2022) y cuatro seleccionados del resto de su obra.
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LAS ZAPATILLAS MÁGICAS
Las más pequeñas que fabriquen,
para un pie de dos años.
Eran rosas, de raso, la punta chata y dura,
con cintas que se ataban a mis pequeñas piernas.
Me las compró mi abuelo
porque yo caminaba de puntillas,
por si llegaba a ser
una figura de la danza.
Aquel futuro
tampoco se cumplió.
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EL PESAJE DEL CORAZÓN
Que nadie por tu culpa haya pasado hambre,
haya sentido miedo o frío.
Que nadie haya dejado de vivir por tu culpa,
ni temido la muerte, ni deseado morir.
Que ninguno haya dicho tu nombre con espanto
o mirado tu rostro con desprecio.
Que los demás te lloren cuando partas.
Así tu corazón no habrá albergado el plomo
que lastra las mudanzas.
Así tu corazón será más leve
que la más leve pluma.
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ECO
Busco el término en Google, en la RAE
y hasta en la Wikipedia.
Leo definiciones, citas,
artículos científicos,
leyendas mitológicas, frases hechas…
Nada que dé sentido a esto,
nada que me lo explique
o que tenga que ver con lo que siento.
Nada que se parezca a lo que ocurre
en las habitaciones de las hijas
cuando se van de casa.
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AGUA
Teníamos seis años y ella se iba a morir.
Le pregunté a mi madre por qué, si era una niña:
“La sangre se le está volviendo agua”.
Y yo pensé en las venas azules de sus sienes,
azules como el mar, como los ríos,
la lluvia y las piscinas.
Siempre pintábamos azul el agua.
Ella era delicada, blanca, rubia,
tenía dos hermanos menores y una madre
muy alta y muy embarazada.
Ella fue mi primera
idea de la muerte:
la sangre de las venas se convertía en agua,
por eso ella tenía
las venas de las sienes tan azules.
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REVISIÓN GINECOLÓGICA
¿Embarazos?
Dos.
¿Partos?
Dos.
¿Vivos?
Dos.
Pienso de golpe en las que deben dar
respuestas menos uniformes
y humildemente doy las gracias.
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SURSUM CORDA
A veces es muy fuerte la tentación, las ganas
de abandonarlo todo, de dejarse,
que ya no son edades, ya no es tiempo,
que ya está todo hecho, muy mal hecho.
Es fácil la pereza y es difícil
embarcarse de nuevo en la tarea
de rescatar las ilusiones.
Pero tú, corazón, sigue latiendo
mientras te deje el mundo.
Hoy es el día, hoy es el primer día,
y ya nunca seremos más jóvenes que ahora.
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IDA Y VUELTA
Cuando nos dirigimos al amor
todos vamos ardiendo.
Llevamos amapolas en los labios
y una chispa de fuego en la mirada.
Sentimos que la sangre
nos golpea las sienes, las ingles, las muñecas.
Damos y recibimos rosas rojas
y rojo es el espejo de la alcoba en penumbra.
Cuando volvemos del amor, marchitos,
rechazados, culpables
o simplemente absurdos,
regresamos muy pálidos, muy fríos.
Con los ojos en blanco, más canas y la cifra
de leucocitos por las nubes,
somos un esqueleto y su derrota.
Pero seguimos yendo.
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EL PUENTE
Si me dicen que estás al otro lado
de un puente, por extraño que parezca
que estés al otro lado y que me esperes,
yo cruzaré ese puente.
Dime cuál es el puente que separa
tu vida de la mía,
en qué hora negra, en qué ciudad lluviosa,
en qué mundo sin luz está ese puente,
y yo lo cruzaré.
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CANTO DE LAS ESPIGAS
No cantan, eso son fabulaciones
de la gente que nunca ha trabajado en el campo.
Son mentiras piadosas con barniz sensiblero
que inventan los artistas y los cursis,
si es que no son los mismos.
Supongo que lo que hacen las espigas
son cortes en las manos,
pero de las heridas que sangran no se habla.
***
AL CABO
Al cabo, son muy pocas las palabras
que de verdad nos duelen, y muy pocas
las que consiguen alegrar el alma.
Y son también muy pocas las personas
que mueven nuestro corazón, y menos
aún las que lo mueven mucho tiempo.
Al cabo, son poquísimas las cosas
que de verdad importan en la vida:
poder querer a alguien, que nos quieran
y no morir después que nuestros hijos.
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