Foto: Matilde Campodónico.
Gustavo Escanlar fue un escritor, periodista y columnista nacido en Montevideo, Uruguay, en 1962. Estudió medicina y literatura. Desde 1988 colaboró en prensa escrita, radio y televisión. Escribió en El Día, Punto y Aparte y Tres. Participante activo del clima contracultural surgido tras la caída de la dictadura militar, que tuvo al descreimiento juvenil y a la ética punk como una de sus principales novedades, fue editor, junto con Rosario González y Carlos Muñoz, del fanzine Suicidio colectivo —una de las tantas “revistas subte” que surgieron tras la aparición de G.A.S en 1987—. Escanlar fue en 1988 organizador junto con ellos de Arte en la lona, una serie de recitales que logró reunir a diversas manifestaciones artísticas en el ring del Palermo Boxing Club, como “contra” de la Muestra Internacional de Teatro que se desarrollaba al mismo tiempo. Fue columnista de Montevideo Portal y trabajó en las radios Sarandí (Las cosas en su sitio), El Espectador y Radio Futura. En la TV participó en Bendita TV. Se hizo famoso a inicios del milenio con el programa periodístico televisivo Zona Urbana. Escribió los libros de relatos Oda al niño prostituto (1993), No es falta de cariño (1997) y las novelas Estokolmo (1998), Dos o tres cosas que sé de Gala (2006) y La alemana (2009). También publicó los libros de crónicas Crónica roja (2001) y Disco duro (2008). En poesía publicó El pene en la boca (1988). Tuvo varias crisis por la adicción a las drogas, en especial a la cocaína. En el año 2008 fue internado en el CTI del Hospital Maciel y falleció el 12 de noviembre de 2010 a los 48 años de edad, luego de estar en coma y con respiración asistida.
***
Una foto de mi padre a los veinticinco
se ríe, tiene pinta
no se imagina nada
no sabe que le esperan
una mujer histérica
un hijo maricón
un trabajo sin éxitos
una amante frígida y asmática
la madre que lo abandonó pidiéndole cariño
no se imagina todo eso porque tiene solamente veinticinco
–mi edad ahora–
y tiene la fuerza del recién llegado
la fuerza del galleguito dispuesto a todo
la fuerza del enamorado
no se imagina nada
porque está peinado a la gomina
y tiene puesta su mejor corbata
y pide que le retoquen la foto
y “de noche cuando me acuesto le rezo a la virgen de la macarena” retumba en su cabeza
y ríe
no se imagina nada
y veinte años después
perderá esa sonrisa
(llora ahora mientras la busca en la foto)
perderá el pelo y la figura
no se imagina a sí mismo
veinte años después mirando el programa de berugo
esperando la jubilación
esperando la paz
esperando la muerte
no se imagina nada en la foto blanco y negro con la firma
de silva
porque piensa que el mundo es suyo
piensa que le va a ir bien
que la vida es hermosa
no se imagina nada en la mirada de ojos negros tan brillantes
porque piensa que mañana va a ir a trabajar
y va a juntar dinero y a comprarse una casa
no se imagina nada
y tiene veinticinco
y asturias ya está lejos
y también las ovejas y las montañas y las lentejas y la guerra civil y el cansancio y los churumbeles y franco
y mañana va al baile de casa de galicia
y conoce a mi madre
(él no se lo imagina)
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: